ADMIRACIÓN INTERGENERACIONAL

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RELACIÓN ABUELOS – NIETOS

La relación entre un abuelo y un nieto es un modelo si pensamos en una sociedad para todas las edades. En Ballesol la intergeneracionalidad es un ejemplo para mostrar el bienestar y la felicidad compartida entre generaciones.

Dª. AMAYA Y BORJA 

“Algunos de los mejores educadores del mundo son los abuelos”. A Dª. Amaya no le falta razón. Su nieto asiste admirado ante las palabras de su abuela. “Me pasaría toda una vida escuchándola pero me faltaría otra para poner en práctica sus consejos”, asegura mientras reconoce que la relación con su abuela es especial y diferente. La vida les unió tan pronto como las circunstancias familiares dejaron casi pendiente al uno del otro. “Nos encontrábamos solos pero nuestra declaración de principios era que nos teníamos el uno para el otro”.

Mi abuela –adelanta a responder el nieto- ha hecho de padre, madre, amiga y referente de lo que soy ahora. Los ojos azules de Dª. Amaya se iluminan como el primer día, aunque la emoción se contiene en un suspiro antes de apreciar “que la felicidad que me transmite Borja me hace olvidar cualquier problema… aunque con 82 años me mantengo más activa que nunca, social y laboralmente”, sonríe y se explica. “Mi nieto ha montado su “oficina” en mi apartamento de BALLESOL Parque Almansa, donde resido desde hace doce años”. Ser licenciada en Derecho, Filosofía… y tener conocimientos de literatura, idiomas y administración le ayudan a gestionar el negocio de automoción que Borja ha iniciado hace unos meses.

¡Es un ejemplo!, exclama su nieto al tiempo que nos recuerda que su abuela se maneja en coche y sigue puntualmente y al día los cursos de la Universidad de Mayores en Aravaca donde ya ha estudiado las asignaturas de Humanidades, Inglés e Informática.

Él está encantado de poder reunirse con su abuela todas las semanas “y no sólo por trabajo”, también comparten aficiones, lecturas, consejos y mucho cariño.

La tranquilidad, la privacidad respetada y la felicidad que han encontrado en BALLESOL ha hecho posible que la relación intergeneracional entre la abuela y el nieto reine el respeto y la confianza. “A ella le cuento todo; cuando decidí casarme la primera persona a la que se lo dije fue a ella, su consentimiento y consejos los llevo siempre presentes”. Borja no duda en mostrar su admiración cogiéndola de la mano y llevándola por el salón en busca de un rincón para fotografiarse. “¿Aquí, abuela? Delante de la colección de libros de inglés que tanto me enseñas para que aprenda”. En esta convivencia generacional el aprendizaje es constante y no sabe de edades.

«Somos iguales hasta físicamente, en los gestos, con mirarnos nos entendemos, con una caricia sabemos lo que siente el otro»

¿Qué le aporta Borja a Dª. Amaya? “Vida, compañía, emociones…”-continúa- aunque soy una mujer muy activa e independiente, no quiero verme relajada en el sofá, voy al registro por gestiones del negocio de mi nieto, me recoge y me lleva a un sitio y a otro, compartimos tardes, mañanas, y saber que al día siguiente voy a volver a verlo es una ilusión que me da vida y por eso cambié todo por él”.


EL DÍA QUE… SE CASÓ MI NIETO EN “BALLESOL”

El día que Borja decidió casarse tenía muy claro cómo quería que fuese la boda. La noche anterior durmió en el hotel más cercano a su abuela. “El traje me lo guardaron en un armario de BALLESOL Parque Almansa”. Al día siguiente por la tarde se cambió junto a su abuela, que fue su madrina y la mujer con la que salió cogido del brazo por la puerta del Centro Residencial. Aquel momento no se olvida porque era un sueño compartido desde hacía muchos años. “Quería tener un recuerdo, una fotografía con todos los profesionales de BALLESOL que tanto cariño me han dado”. Y ahí quedó.


Dª. MARÍA LUISA Y NATALIA

La habitación de Dª. María Luisa San Vicente es pequeña pero acogedora. En ella sobresalen las fotografías de dos pequeños. “Son mis nietos” apresura a decir la orgullosa abuela. Atenta la escucha Natalia Sevilla, “un bichito” de ocho años que estudia tercero de Primaria y que puede presumir de una sonrisa de felicidad que no puede disimular. “Mi relación con mi abuela es muy bonita porque jugamos a muchas cosas juntas en terapia ocupacional”. No hay día que falte a visitarla en BALLESOL Salamanca.

Después de las clases siempre encuentra “el mejor momento del día” para compartir con su abuela y los demás residentes una actividad que se ha convertido en un espacio intergeneracional en el que participan abuelos y nietos. “Jugamos al bingo, hacemos memoria con más gente y nos reímos sin parar”. Ambas tienen muchas amigas en el Centro Residencial con las que juegan al rummi, pero la complicidad que hay entre ellas es especial y emocionante.

A Natalia –que en un minuto pasa de querer ser famosa cantante, aplicarse en la medicina o ayudar a sus padres en su trabajo- siempre le gusta escuchar cómo se conocieron sus abuelos en Niza siendo de Salamanca, y lo mucho que se esforzaron para sacar adelante diferentes negocios de la hostelería entre Navarra y Bilbao. “¡Ahora tenemos una bombonería!”, exclama relamiéndose los labios una nieta feliz que termina tirándose a los brazos de la abuela ante la atenta mirada de su madre y escuchando la respuesta más bonita. “Se la quiere más que a ellos por lo que aporta de felicidad, bienestar y armonía”. En esta familia el amor tiene su momento, pero en el que todos participan.

El día que Natalia no puede acudir a BALLESOL Salamanca “se la echa de menos, me falta algo y ese día no será plenamente feliz”. Es cierto que incluso desde que está en el centro residencial se ven mucho más, pero ni el calendario con fotografías de ella que ocupa el rincón más especial de la habitación puede evitar un recuerdo. “Es puro nervio, pero muy aplicada en los estudios, siempre la digo que con el futuro entre las manos no debe distraerse”.

Así se despiden, con la promesa de que esta semana la abuela se acerque a comer a casa de su nieta para luego “jugar la más entretenida y divertida partida de cartas”.

«Lo que más admiro de mi abuela es la personalidad que tiene, mis padres siempre me cuentan historias de todo lo que ha trabajado en su vida»


EL DÍA QUE… RECUPERÉ LA SONRISA JUNTO A MI NIETA

Hace algo más de cinco meses que Dª. María Luisa llegó a BALLESOL Salamanca, lo hizo en silla de ruedas y superando una difícil situación asistencial en su domicilio que terminó por intranquilizar y desesperar a sus hijos. Ahora no necesita de una silla de ruedas, ha recuperado la sonrisa y “a veces se siente la más joven del Centro Residencial”, asegura su hija.

Tal vez por “la compañía de su nieta y porque BALLESOL Salamanca no deja de parecerse a un hotel de esos preciosos de San Sebastián”.


Dª. AMPARO Y ESTHER

El rostro de Dª. Amparo despierta cualquier calificativo que se acerque al piropo. No es un simple halago. Nos dicen que empieza cada día con una sonrisa que mantiene perpetua y natural. Si junto a ella está su nieta Esther, es posible que todo transcurra entre carcajadas y abrazos. “Nuestra relación es de confianza, respeto y sobre todo amistad”, aseguran mientras comparten un consejo para que cualquier relación intergeneracional sea enriquecedora.

“La unión es muy estrecha y especial porque siempre me educaron al lado de ella”, continúa Esther, “pasábamos todos los fines de semana en su casa. Todo el comedor era espacio de juego, jugábamos juntas y nos lo pasábamos muy bien, me lo consentía todo. Yo me aprovechaba al ser nieta única”, reconoce pícaramente antes de escuchar la respuesta de la abuela. “Ahora la que se marcha a comer a casa de mis hijos y nieta, soy yo (risas). Cuando trabajaba en el hospital de la “Fe”, todos los sábados nos reuníamos en mi casa para comer, lo importante es que mantenemos esa tradición”.

Como en todas las relaciones, hay momentos difíciles que juntas se pueden superar. Dª. Amparo sufrió un “coma diabético” que le hizo perder la conciencia, y lo que es peor, la memoria a corto plazo. Durante los últimos cinco años que vivió en su casa fue perdiendo la alegría madrugadora, el carácter afable y la costumbre de pasear. Hasta ese momento nunca se había planteado vivir en una residencia, “pero mis hijos y nieta se sorprendieron de mi cambio de planes”. Y llegó a Ballesol.

«Gracias a su equipo de profesionales mi abuela ha rejuvenecido diez años en tan sólo uno que lleva aquí, y lo más importante es que la he recuperado. De nuevo es la persona luchadora, alegre y optimista que siempre ha sido»

Ahora todas las semanas se ven, sobre todo los sábados junto al resto de la familia, aunque la visita de la nieta tiene algo de especial y cómplice, salta a la vista. “En este entorno de respeto, tolerancia, amor y sinceridad podemos compartir momentos únicos como el “Día de la Cremá”, en el que bailamos y merendamos todos juntos”, añoran con un beso de cariño mientras Esther apostilla con emoción “que lo que más admiro de mi abuela es el coraje con el que se enfrenta a los problemas y su positividad, teniendo en cuenta que su vida no ha sido fácil”. ¿Y tú?, pregunta. “Lo que más me gusta de tí es la confianza que tienes en mí para contarme tus problemas e inquietudes”, palabra de abuela.


EL DÍA QUE… LLEGÓ MI NIETA A BALLESOL CON LA GUARDIA CIVIL

La ilusión por ver a su abuela en BALLESOL Valterna llevó a Esther a acercarse en metro. Tal fue la emoción con la que la nieta se apresuró a encontrarse con la abuela… que descuidó el camino. Se bajó en la parada correcta, pero perdida entre las calles por los nervios de ver a Dª. Amparo. “Una pareja de la Guardia Civil que se percató que andaba dando vueltas por el barrio me preguntó que dónde quería ir”. Les comentó que a BALLESOL Valterna, y “hasta allí me acercaron muy amablemente” entre la estupefacción y la curiosidad de su abuela.