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Grupo Ballesol ha sido reconocido como entidad comprometida en la inclusión social de las personas con síndrome de Down u otras discapacidades intelectuales

Desde su inicio, Grupo Ballesol es una entidad comprometida en la consecución de la autonomía individual de las personas con síndrome de Down u otras discapacidades intelectuales y su plena inclusión social. La apuesta por la inserción laboral de este colectivo es uno de los objetivos que anualmente asume Grupo Ballesol con las entidades e instituciones del ámbito de la discapacidad. Y así ha sido reconocido con diferentes premios a nivel nacional.
La experiencia de éxito en la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual en una residencia Ballesol, es una realidad que debe de servir de modelo para otras muchas entidades.
Jessica Cabello le ha pedido pocas cosas a esta vida. Una de ellas es una oportunidad. “Paciencia y confianza” son las dos palabras más recurrentes en su vocabulario. Y las repite cuando se acuerda de sus anteriores experiencias laborales, nada que ver con su trabajo actual en Ballesol. “Estuve empleada en un hotel de Madrid, pero aguanté sólo dos meses por la falta de empatía y el ritmo tan exigente en las tareas”. De su primer día en Ballesol Mirasierra se acuerda poco, “los nervios, ya sabes”. Patricia – la preparadora laboral – hace memoria, ya que la ha estado acompañando en su jornada de trabajo durante los dos primeros meses. “Era muy importante que Jessica se sintiese respaldada, valorada y apoyada en cualquier necesidad con los compañeros y residentes de Ballesol”. Nunca antes había entrado en una residencia. Y la experiencia no la cambia. “Lo más valioso que voy a conseguir aquí es el trato con los residentes”. Aunque no se lo han dicho, su cara angelical ha enamorado a todos. “El respeto e interés con el que escucha y hace las cosas es envidiable”. Lo dice Conchi, la supervisora de Ballesol Mirasierra, y Adela, una residente de la tercera planta a la que acompaña y escucha como si de una mentora se tratase.

«La ética y conciencia social de Ballesol ha permitido que personas como Jessica y Ana tengan hoy un puesto digno en el mercado laboral y que su trabajo sea valorado por sus compañeros. Esta experiencia es muy enriquecedora para todos nosotros»
Susana Fernández.
Directora Ballesol Mirasierra

Jessica asume muchas tareas como ayudante de auxiliar de lunes a viernes y en horario de mañana – 8 a 13h-. Desde que empezó hace tres meses, valora que se la escuche en la reunión de incidencias del turno anterior. Después comienza la jornada en la tercera planta, “haciendo camas, realizando traslados de los residentes, ayudando en los desayunos…” La última hora la pasa en fisioterapia, “asistiendo a Jorge, el fisioterapeuta, para que los residentes hagan los ejercicios de rehabilitación y mantenimiento”. Termina un día más en Ballesol Mirasierra, y tras salir de la residencia comparte con nosotros su reflexión. “Soy consciente de la oportunidad que tengo y de la importancia de fortalecerme como persona, pero nadie en nuestra situación podrá conseguirlo si no se nos mira igual, con respeto y comprensión
Ana no aparenta los 32 años que tiene. Su juventud contrasta con la madurez de sus palabras. “Seremos más independientes después de estar en Ballesol”. Empieza por el final para no olvidarse de una reflexión que diariamente comparte con sus padres al llegar a casa. Su vida laboral ha sido más extensa que la de Jessica, “trabajé en los almacenes de El Corte Inglés y en una panadería”, pero su gesto contrariado lo dice todo.JESSICA-Y-ANA-CON-DIRECTORA-BALLESOL-MIRASIERRA

El interés de Ballesol tuvo también un valor añadido, en este caso emocional, en su historia. “Mi relación con mi abuela fue especial y diferente, la ayudé hasta que falleció y desde entonces sentí que mi trabajo estaba junto a las personas mayores”. A diferencia de Jessica, trabaja de ayudante de auxiliar en el turno de tarde de 17h a 22h “en lo que se necesite, ayudando en las cenas para que los residentes estén servidos y atendidos, acompañándoles en sus paseos…ellos son los primeros que te valoran aquí”. Su relato deja una reflexión. “¿Por qué no hay empresas como Ballesol que empiecen por ahí para que la relación funcione con el trabajador?Jacoba es la supervisora de tarde en Ballesol Mirasierra.

JESSICA-CON-EL-FISIOTERAPEUTA-EN-BALLESOL-MIRASIERRAHabla de Ana como de un tesoro. “Es brillante en lo que hace porque aporta una sonrisa en cada acción, y sobre todo porque siempre está a disposición del que lo necesita, sea un residente o un trabajador”. Como una promisión está convencida de que su paso por Ballesol le hará más independiente en la vida. “He aprendido a escuchar, a tener paciencia, a valorarme…” Y todo eso no piensa perderlo en el futuro, algo de lo que habla con reservas pero de otra forma, con la mirada alta y la autoestima intacta. “Tengo una discapacidad intelectual pero sólo apreciable en la mente del que pone objeciones y barreras”.

JAVIER-CON-DIRECTORA-Y-PROFESIONALES-BALLESOL-SALAMANCA-copia
Patricia Orgaz es la preparadora laboral de Jessica y Ana en el proyecto de empleo con apoyo “Serpais”, de Down Madrid en colaboración con la Comunidad de Madrid. En la actualidad hay 100 personas con discapacidad intelectual participando en el proyecto, 65 están trabajando en empleo ordinario y 35 están formándose para encontrar un trabajo, como también hicieron ellas. Jessica lleva dos años formando parte del proyecto Serpais, mucho menos Ana, que llegó en Febrero con un perfil muy claro. “Quería trabajar en el entorno de las personas mayores por su afinidad y cariño con este colectivo”. Hay más deseos. Compañeros que quieren encontrar un empleo en jardinería, informática, hostelería, de auxiliar administrativo… “El único requisito es que todas las personas que están en el proyecto tienen que tener discapacidad intelectual”, subraya Orgaz.

JAVIER-CON-UNA-RESIDENTE-BALLESOL-SALAMANCA

«Para todos los que trabajamos en Ballesol Salamanca es un regalo diario comprobar la dedicación y la capacidad de superación de Javier, siempre dispuesto a trabajar con una sonrisa y una palabra bonita que ofrecer. Gracias a él todos somos un poco más felices»
Yolanza Cañizal.
Directora Ballesol Salamanca

A sus 38 años Javier Cortés afronta su primer trabajo con una ilusión envidiable. Su padre nos confiesa: “Es una oportunidad que necesitaba, pero echamos en falta una política de ayudas a nivel nacional para la inserción laboral de personas con síndrome de down”. Su llegada a Ballesol Salamanca es consecuencia del interés de este grupo residencial y de Insolamis – Asociación que tiene como objeto la promoción y formación integral de las personas con discapacidad intelectual- por capacitar y dar valor a las aptitudes de gente como él. Aquí lleva diecinueve años, desarrollándose como persona y participando en los proyectos de formación, empleo y ocio como el de compartir una vez a la semana una actividad de animación sociocultural con los residentes de Ballesol Salamanca. “Me encanta estar con las personas mayores y compartir la ilusión de hacer algo juntos” les contaba a sus padres cada vez que volvía de la residencia. Y por fin llegó la oportunidad. Lleva dos meses en Ballesol Salamanca como ayudante de auxiliar al lado de Rosa, su compañera auxiliar, “echando una mano en los desayunos, en el traslado de los residentes…”. Aquí todo son elogios. Unos hablan del carácter afable de Javier, del ejemplo de integración, del enriquecimiento personal que supone para los demás… mientras, él se ocupa de Luis, un residente con el que mantiene una relación basada en el respeto, el apoyo, el valor del reconocimiento mutuo, “y la puntualidad”, se ríe a carcajadas al recordar el cuidado y diligencia que pone en hacer las cosas a su debido tiempo todos los lunes y los miércoles de 9,30 a 12. Un horario perfecto para seguir acudiendo a Insolamis,“una entidad que comparte con Ballesol el interés por fomentar las relaciones sociales enriqueciendo las capacidades y aptitudes de cualquier persona”, se reconocen encantados con la experiencia desde Ballesol Salamanca. Los primeros días – recuerda Francisco, su padre- desde la Asociación le ayudaron a saber coger el autobús para llegar a Ballesol, a cruzar la calle, en definitiva, a desenvolverse en el entorno. En Ballesol Salamanca su trabajo se transforma en una lección diaria de superación y constancia, y a su vez, en un estímulo para profesionales y residentes. “Superación, lucha y alegría” son los tres calificativos que todos ellos destacan de Javier, un compañero que ha enriquecido los valores de Ballesol desde el compromiso, la ilusión, y siempre, con una sonrisa y un consejo: “Todos debemos creer en nuestras capacidades si queremos crecer y alcanzar un sueño en esta vida”.