En nuestro departamento debemos tener vocación, sentido común, conocimiento de todos los servicios que se dan en un centro, indispensable para poder ayudar y saber formar al equipo
El nivel alto de la calidad asistencial es uno de los signos de identidad de Ballesol. Velar por que los residentes de nuestros centros no echen nada en falta es la labor de Celia Arce, Directora Asistencial de Ballesol y de su equipo de coordinadoras. Un trabajo arduo y muy polivalente, con muchos actores implicados.
La marca Ballesol tiene un valor tangible, visible en el buen trato y el cuidado directo y cercano a los usuarios y sus familiares. “El equipo del Departamento Asistencial aporta una sólida pata de mesa a la dirección de cada centro en la organización, coordinación, formación y supervisión de los servicios asistenciales que recibe cada residente”, destaca Celia Arce. Sobre otra pata descansa el necesario apoyo a los equipos de supervisión, como responsables de los cuidados dados al residente, servicio de comedores, limpieza, lavandería, e imagen percibida de cada Centro.
La coordinación es un tercer soporte de la Dirección Asistencial, quizás el andamiaje más complejo. “De la mano con la Dirección Médica, la Dirección de Calidad; la Dirección del Centro y la Dirección de Operaciones, así como con responsables de otros departamentos, todos con una finalidad común: lograr día a día que no falte nada a las personas que viven en nuestros centros”.
El cuarto pilar, quizás el más intangible pero igualmente necesario, es lograr que Ballesol siga siendo un referente de calidad. “Es el papel de mi departamento y mi responsabilidad tratar y conseguir que la filosofía y valores humanos de esta casa, sigan vivos incorporándolos a cada nuevo centro”.
Celia Arce se considera una convencida del factor humano en el trabajo. “Creo en las personas. Cada día acertamos y nos equivocamos, por eso hay que analizar diariamente puntos a mejorar. Es nuestra obligación”, afirma. En su opinión, hay una tarjeta de presentación común en todo el personal de Ballesol: un alto nivel vocacional, dedicación y exigencia personal por un trabajo bien hecho. “Hablar de calidad es avanzar en esta gran labor que no es otra que tratar de hacer la vida más agradable a las personas y familias que confían en nosotros”, destaca. Y siempre recuerda una frase que le ha marcado en su carrera profesional: “Escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás que trabajar”.
Para la responsable Asistencial de Ballesol, la fuente más inspiradora de su trabajo son aquellas personas de las que vas aprendiendo cómo mejorar cada detalle, cada paso profesional. “Llegué al Centro de Pozuelo de Alarcón de Ballesol en 1990. Mi experiencia fue muy satisfactoria, ya desde la entrevista que me realizó Doña Lola Soler. Tuve la oportunidad de formarme con profesionales como el Doctor Álvaro Cuenllas, Isabel Escribano, Paula Martín, Arsenio Granja y todo el equipo que, con gran ilusión y compañerismo, compartíamos el proyecto de puesta en marcha del segundo Centro Ballesol en la Comunidad de Madrid”.
Para Celia, el día a día en los centros Ballesol es una motivación que le acompañará siempre. Destaca las anécdotas vividas con compañeros de trabajo, residentes y familiares. “En la vida todos los días aprendemos algo”, señala, “y esos años iniciales fueron los que despertaron mi vocación y forjaron mi trayectoria profesional”.
La calidad asistencial en Ballesol se define, según la responsable de Ballesol, en una frase: trata a los demás como querrías que te trataran a ti y a tus propios padres. “En nuestro departamento debemos tener vocación, sentido común, conocimiento de todos los servicios que se dan en un centro, indispensable para poder ayudar y saber formar al equipo. Es importante además saber escuchar, cualquier información o sugerencia, venga de quien venga. Esto es vital para ayudar a mejorar”, aclara.
Un alto nivel de calidad tiene su base en un servicio “para personas y con personas”. En su traslación a las labores diarias, Celia Arce destaca que “la mejor herramienta es el cariño, una sonrisa, una mano amable, todo ello acompañado de unos buenos cuidados médicos y asistenciales”.
Actualmente, el departamento Asistencial desarrolla, entre otros, un proyecto de mejora de servicio en comedores. Una buena elaboración y presentación del alimento se complementa con un buen servicio dado por el personal que atiende al residente. “Acercar de manera más visual y agradable el menú al residente y a los familiares hace que sea más apetecible y la persona disfrute comiendo”, explica.
Valores que cruzan fronteras
La expansión de Ballesol fuera de España llevó a Celia Arce a trasladarse a México en 2016 con el fin de apoyar la apertura del primer proyecto residencial y asistencial de Ballesol en Querétaro. “Transmitir la filosofía de calidad de Ballesol fuera de España era nuestra máxima, anteponiendo el trato humano como valor principal”, destaca.
Han sido años que resume personalmente como “de idas y venidas, de traslados de una ciudad a otra”, de los que la directora Asistencial rescata el entorno familiar que define a Ballesol. “Lograr una calidad sin parangón puede exigir meses fuera de casa, conociendo personas, trabajadores, residentes y familias. Pero siempre te sientes dentro de un entorno familiar que se respira en cada residencia, que te da apoyo y a la vez te llena el vacío que a veces sentías al no tener cerca a tu propia familia”.
Celia Arce considera que el valor añadido de su trabajo está íntimamente relacionado con el equipo que le rodea y una de sus preocupaciones fundamentales es su formación continuada. “Formar un equipo de profesionales dentro del Departamento Asistencial, cada día más cualificado y comprometido con el proyecto, para dar más cobertura y apoyo a los equipos de los diferentes centros en todo aquello que puedan necesitar con el único fin de dar un servicio de calidad al residente”, resume.
La hoja de ruta de la directora Asistencial pasa claramente por la personalización de los servicios a los residentes. El foco está en lograr centros con diferente tipología de cuidados, adaptados a las necesidades de las personas que encuentran en Ballesol su segundo hogar. “No olvidamos que la residencia es, en realidad, su casa, y dentro de lo posible debemos garantizar su entorno, sus gustos, sus costumbres, como lo hacían antes”.
Para Celia Arce, su departamento es como “una balanza que hace de equilibrio evitando que se incline demasiado”. Esto se visibiliza en tres principios fundamentales: subir un pequeño escalón en la mejora de la atención diaria, enfocar el trabajo hacia la persona y cubrir las expectativas de las familias que confían en nosotros para atender a sus mayores. “Los cimientos de Ballesol son fuertes”, destaca, “y no perder de vista esos principios nos ha permitido crecer con éxito”.
DE CERCA, CELIA ARCE Y SU EQUIPO
Celia Arce. Su trayectoria profesional siempre ha estado ligada al sector de la Tercera Edad. Comenzó a trabajar “por pura casualidad” un verano, en una pequeña Residencia de Pozuelo. “Descubrí que tenía una vocación y unas capacidades para trabajar en este sector y que no sabía, ni me había preparado para ello”. Hasta ese momento, Celia había cursado 5 años de Técnico Comercial y Administrativo. Por motivos personales dejó ese trabajo y regresó a León para preparar unas oposiciones. “No llegué a presentarme al examen”, bromea, “porque otra vez el destino me llevó a Ballesol, donde entré en 1990, hasta hoy”. Recuerda que “han sido casi 30 años de buenas experiencias, formación, oportunidades de crecimiento y reconocimiento personal”.
La directora Asistencial cree firmemente que su desempeño crece gracias a su equipo de coordinadoras. “Todas son de promoción interna y trabajan mano a mano con los equipos de gerocultoras, limpieza, lavandería y supervisión. Y con una grandísima vocación de servicio”.
Eva Tendero, gerocultora y coordinadora. Comenzó a trabajar en Ballesol como auxiliar en prácticas. Con una dilatada experiencia en diferentes cargos y residencias – Ballesol Majadahonda, Pozuelo B60…- valora que la filosofía de esta entidad no haya cambiado desde el primer día: dar un servicio de calidad cuidando el detalle del día a dia. Un ejemplo también en primera persona
“Lo más importante es continuar inculcando la cultura del grupo: una sonrisa, un beso, una caricia o simplemente la mirada de agradecimiento de un residente es lo más gratificante”.
Alicia Ortega, Gerocultora, supervisora y coordinadora. Su trayectoria en Ballesol comenzó en 2004 en Alcalá de Henares como gerocultora y auxiliar de medicación ayudando directamente al departamento de enfermería. Recuerda su primera impresión de Ballesol: esto es lo que quiero para mis padres.
“Trabajar en Ballesol es un estilo de vida, llegando a realizar tareas de la vida cotidiana como si las realizaras en el centro. En nuestras residencias se respira tranquilidad, elegancia y buen trato a los residentes”.
Cristina Moreno, supervisora y coordinadora. Trabaja en Ballesol desde 1999. Su formación en Ballesol Gobernador Viejo supuso ampliar conocimientos y experiencias que ha compartido con más profesionales de Ballesol.
Sentirse querido y cuidado es lo que podemos encontrar aquí, transmite a los que llegan. “Todo el personal tiene una sólida base de valores. El compromiso es el referente y la humanidad el pilar que define nuestra labor diaria”.
Olivia Fernández, gerocultora, supervisora y coordinadora. Siempre ha sentido que el reconocimiento siempre llega. Desde 1997 ha ocupado diferentes funciones: gerocultura, supervisora, ahora en Asistencial. Ballesol sabe valorar la profesionalidad, el esfuerzo, la empatía…reconoce desde el primer día.
“Todos los profesionales que formamos los diferentes equipos, intentamos mantener un ambiente hogareño y cómodo para nuestros residentes en los Centros, y he podido comprobar que así es: en Ballesol se siente y se vive”.