En Ballesol Fabra i Puig decidieron cambiar por un día. Era Carnaval y residentes y trabajadores del centro intercambiaron situaciones. Los equipos de trabajadores pasaron a ser residentes, y estos, a su vez, trabajadores, “una actividad que no sólo nos hizo sonreír, sino entender muchas cosas del día a día de cada uno”, reconocían los residentes que disfrazados de enfermeras posaban con sus familiares.
Alguno incluso recordó momentos de una profesión que tiempo atrás ejerció “con cariño y profesionalidad”. Entre bailes y sonrisas, el día de Carnaval terminó como todos los actos que se celebran aquí: en familia.
