La figura de Florence Nightingale está muy presente en sus vidas. Para las profesionales de enfermería de Grupo Ballesol su historia ha sido en muchos casos “la motivación y el estímulo para dedicarnos a esta profesión”. Fue la precursora de la enfermería profesional moderna, la creadora de la primera escuela de esta especialidad en el hospital Saint Thomas de Londres en 1860, y la autora de una de las frases más geniales que nuestras protagonistas recuerdan de memoria: “La enfermería es un arte, y si se pretende que sea un arte, requiere de una devoción tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o un escultor”.
Para Grupo Ballesol el personal de enfermería es uno de los pilares en la asistencia al residente. “Conocer el perfil del residente desde una perspectiva sanitaria integral es fundamental”, coinciden al añadir que el personal de enfermería siempre debe adaptarse a las necesidades de cada residente, que son atendidas las 24 horas del día. El protocolo de este departamento implica una evaluación al ingreso y posteriormente evaluaciones periódicas durante la estancia. “Son fundamentales las reuniones multidisciplinares cada semana junto a la dirección, supervisión, médico, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo…todos somos esenciales” para una coordinación sociosanitaria correcta. Desde su óptica profesional, el estado de salud y la capacidad funcional son aspectos cardinales para realizar un seguimiento de los residentes y de la calidad de sus cuidados.
MACARENA ABELENDA, enfermera de Ballesol Teatinos.
Antes de llegar a Ballesol Teatinos, Macarena comenzó su formación en un laboratorio de análisis clínico, como parte del equipo asistencial en una ambulancia. Hace cuatro años inició su andadura en Grupo Ballesol y desde entonces es parte fundamental del centro.
Esta joven entusiasta aún recuerda los nervios su primer día, y cómo ese “sentimiento familiar de Ballesol”, del que todo el mundo habla, la ayudó a integrarse en las tareas de enfermería que se requieren en este centro.
Para Macarena los residentes merecen lo mejor. La confianza que ponen en sus manos y el seguimiento de sus consejos despertó en ella “una empatía y cariño que consigue que saque lo mejor de mí misma, en lo personal y en lo profesional”. Si supieran lo mucho que les agradezco las enseñanzas que me aportan, reconoce emocionada cuando recuerda una de esas historias que compartió con un residente y su familia:
“Una de las situaciones que más me ha marcado se produjo tras el fallecimiento de un residente. Las Navidades siguientes a este suceso, un familiar del mismo nos entregó un regalo a cada empleado del centro. Junto al presente se adjuntaba una nota escrita por el propio residente, en la que podía leerse: `Perdona si no te lo entrego en mano´. Una manera inolvidable de permanecer en nuestro corazón«.
Consciente de la importancia que tiene su trabajo para el bienestar de nuestros residentes, Macarena es rotunda al afirmar que “todo profesional sanitario debe tratar a los residentes con el mismo cariño con el que a él le gustaría ser tratado, sin excepción alguna”. Esa actitud es la que a ella y sus compañeros de Ballesol Teatinos les impulsan cada día para mejorar la calidad de vida y la salud del residente.
SUSANA ASTORGA NÚÑEZ, enfermera de Ballesol San Carlos.
La historia de Susana Astorga en Ballesol San Carlos, comienza en Madrid en Febrero del año 2004. Unos meses antes de que este centro de Málaga abriese sus puertas, esta enfermera se traslada hasta los centros de Ballesol en la capital para iniciar su formación. Hacía un año que estrenaba su merecido título de enfermería y Ballesol abrió la puerta a sus conocimientos, recuerda ahora, a punto de cumplir trece años en el centro.
Después de tanto tiempo, asegura que «los residentes forman de alguna manera parte de su vida”. Susana guarda con cariño un sinfín de recuerdos desde el inicio de su trayectoria. Recuerdos que, en ocasiones, suponen una mezcla alegría y algo de melancolía. De todos ellos guarda siempre lo mejor. Esta positividad que desprende, supone una gran dosis de optimismo para el residente, que día a día se encuentra con su sonrisa cuando acude a la enfermería.
De su trabajo destaca que “lo más importante es conseguir el bienestar de los residentes y ofrecerles los cuidados que necesitan”. Este tiempo ha supuesto para Susana un aprendizaje diario: “el profesional de enfermería debe tener presente el respeto a las personas mayores, saber escuchar, comprender y personalizar la atención a cada uno de ellos según sus necesidades”.
Las anécdotas vividas dibujan en su rostro una gran sonrisa. El recuerdo vivido con Dª. Adriana, una de sus residentes es un ejemplo. “Me despertaba una ternura especial. Le encantaba vestirse de flamenca aunque la ciudad no estuviese celebrando la feria de Málaga. Una persona muy alegre presente siempre en todas las fiestas del centro, incluso en las reuniones del personal de la residencia”.
CARMEN CECILIA AZAÑERO SALAZAR, enfermera de Ballesol Badalona.
Hasta llegar a Ballesol Cecilia nunca había desarrollado su profesión con personas mayores, por lo que su incorporación al centro hace cinco años, fue para ella todo un reto.
Con delicadeza atiende a cada uno de los residentes y sus familias porque es consciente de que este es el tipo de atención que precisan. “Los residentes necesitan ser escuchados, recibir cariño y hacerles sentir que se encuentran en su casa”. De este modo es como siente Cecilia el centro Ballesol Badalona, como un familiar y cercano.
En el día a día existen momentos complicados, pero no debe perderse nunca “la responsabilidad profesional y la calidad en la atención”. Su trabajo diario en el centro es la expresión más evidente las convicciones que ella misma destaca.
Muchos son los momentos que le vienen a la mente al recordar este lustro ejerciendo su profesión en Ballesol. De entre todos destaca el cumpleaños centenario de una de las residentes del centro y el emotivo regalo que recibió que consistió en un álbum de fotografías de toda una vida. Un momento que recuerda junto a su compañera Eulalia Vilasaló.
EULALIA VILASALÓ ALAÑA, enfermera de Ballesol Badalona.
Junto con Cecilia, Eulalia también lleva cinco años en este centro Ballesol
Badalona. Actualmente ocupa el puesto de enfermería en el turno de mañana y comparte con su compañera despacho, complicidad y mucho cariño por sus residentes. Eulalia comenzó su trayectoria profesional en un ámbito sanitario diferente, pero su experiencia en Ballesol le ha supuesto una fuente de aprendizaje y satisfacción profesional.
Aún hoy guarda la misma impresión que la primera vez que cruzó la puerta del centro, una buena sensación. Los residentes son para ella parte de su vida y de sus pensamientos diarios. Ellos son a la vez lo más importante y lo más complejo de su trabajo diario. Para dar una atención adecuada Eulalia asegura que lo fundamental es “encontrar el equilibrio entre el trabajo asistencial que se basa en tus conocimientos, el apoyo del resto de departamentos del centro y el respeto hacia la voluntad de las personas a las que diariamente atendemos”.
De los recuerdos que le vienen a la mente desataca, vínculo tan estrecho que se crea entre la enfermera y el residente. Acompañar en el dolor es lo más difícil de su profesión, pero se ve compensado con el cariño y el agradecimiento de los residentes y familiares.
Su labor, y la del resto de profesionales que forman este departamento en Grupo Ballesol van mucho más allá de la asistencia sanitaria. Parte de una visión holística e implica un trato humano y cálido. Para expresar todo lo que implica recurre al aforismo «Si podéis curar, curad; si no podéis curar, calmad; si no podéis calmar, consolad«. Augusto Murry.