PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: PATRIMONIO HUMANO

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LAS FALLAS EN BALLESOL VALENCIA

JESÚS MANUEL ALCÁZAR PLIEGO  DIRECTOR DE BALLESOL VALTERNA.

El ayuntamiento de Valencia empezó en el 2011 una serie de iniciativas para que las Fallas fueran declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A partir de ese momento comenzó un largo procedimiento que culminaría el pasado mes de diciembre con el reconocimiento cultural de la UNESCO en una reunión que tuvo lugar en Addis Abeba (Etiopía). Sin duda el Alma de esta gran fiesta, hoy ya Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, aparte de la música, el color, la cultura, son las PERSONAS, y por extensión cada una de las que están en un centro BALLESOL en Valencia. Las personas con sus valores, su identidad, raíces, con su manera de concebir y percibir el mundo que les rodea. Son las personas con una Historia de Vida pero con una esencia siempre en común: La convivencia a través de la fiesta en el entorno en el que se vive. Sin duda un valor muy parecido al desarrollo de vida llevado a cabo durante todo el año en los centros BALLESOL.

Además en estos días gusta integrar a quienes nos visitan, personas a las cuales se les abre nuestros brazos y nuestro corazón para mostrar nuestra particular manera de vivir la fiesta y de interpretar nuestra cultura. En esta importante fiesta es el humor un gran protagonista como factor de desarrollo en los valores de las personas, a la hora de afrontar las adversidades. De esta forma tan lúdica es como aprendemos los valencianos a combatir con mayor alegría todo aquello que necesitamos afrontar en nuestro proyecto de desarrollo vital, enriquecido con un entorno de música que todo lo invade, y que llegará a su mayor resplandor con el acto ancestral de la “cremá”, que nos enseña a desprendernos de lo que ya no nos hace falta, hecho tan sublime a partir del cual empezamos a construir un nuevo ciclo de proyectos e ilusiones, a sentir de nuevo los aromas de la pólvora como revolución de lo que está por llegar, de la música como estímulo que conecta con nuestras emociones más sinceras, de la indumentaria rica y colorista que nos muestra una vez más la diversidad y la grandeza que reside en cada uno de los seres humanos, de las llamas que volverán una vez más a reducir a la nada lo que con tanto entusiasmo creció y posteriormente fue compartido, sin olvidar en definitiva que el mañana está a la vuelta de la esquina, ¿quién después de esta gran metamorfosis, que se vive a través de la fiesta de las fallas en Valencia, podría dudar del merecido galardón de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que engrandece cada año más y más nuestro Patrimonio Humano?

MARÍA JOSÉ LASSALLE  DIRECTORA DE BALLESOL BURJASSOT.

Para el mundo fallero es un gran honor y supone un merecido reconocimiento al gran trabajo que realizan los artistas falleros y las distintas comisiones, que con gran ilusión y esfuerzo preparan las fiestas del fuego por excelencia durante todo un año.

La música, el olor a pólvora, el ruido y las flores hacen brotar una cascada de emociones y sentimientos que todo fallero lleva consigo desde que nace.

Resulta muy emotivo ver los pasacalles donde niños y mayores se divierten con el sonido de las bandas de música y especialmente el momento en el que van a ofrecer sus ramos de flores a la “Cheperudeta”, la Virgen de los Desamparados que ejerce su especial “embrujo” no sólo sobre los valencianos, sino sobre todo aquel que la visita.

El arte y la sátira se reflejan en unos monumentos que invaden plazas y calles de la ciudad durante una semana y que culminan con la cremá el día de San José, patrono de la ciudad y origen de la fiesta.

Valencia se viste de rojo invitándonos a caminar por sus calles, y es el momento de la cremá cuando los ojos de los espectadores se llenan de emoción al contemplar como arden en el fuego las Fallas, liberándose así de los aspectos negativos satirizados y viendo cómo se abre un nuevo ciclo lleno de ilusión.

FINA MINGUEZ – DIRECTORA DE BALLESOL GOBERNADOR VIEJO

La palabra que me viene a la mente para describir todo esto es CAOS, un bendito CAOS. Risas, llantos, nervios, cansancio, prisas, ropa amontonada… En fin un discurrir de subidas y bajadas a la calle, de cambiarnos de ropa, acostarse tarde, levantarse pronto, añorar una cabezadita por corta que sea. Mis hijos siempre los primeros porque Paco, mi marido presidente, les decía sin parar aquello de “si eres gallito para no acostarte eres gallito para madrugar”, “Las falleras mayores no pueden ir solas”, etc, etc, etc.

El cansancio nos invadía según transcurrían los días, pero milagrosamente llegaba el día de la ofrenda y nos crecíamos para la caminata que a buen seguro nos esperaba. Otro tópico, lagrimas al pasar por delante de la virgen, entregar ese ramo que había sido mío durante un ratito.

Disfraces, verbenas, paellas, todos los tópicos falleros repetidos una y otra vez. Pero cada vez algo diferente que lo hacía inolvidable.

Esta sería la palabra complementaria ideal INOVIDABLE un CAOS INOLVIDABLE lleno de eso risas, llantos, prisas, cansancio, nervios… un caos lleno de vida.

Y si todo esto te ocurre al lado de tus seres más queridos, ¿no es sinónimo de felicidad acaso?

Por todo esto para mí las fallas me recuerdan un FELIZ CAOS INOLVIDABLE.

Mª LUISA VIVAS ACEVEDO – DIRECTORA DE BALLESOL PATACONA

“Som patrimoni” es una de las frases más repetidas estas fallas 2017. Las Fallas son patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco, como el Flamenco, la Cetrería, la Dieta Mediterránea o el Tribunal de las Aguas de Valencia. Los valencianos hemos recibido con alegría esta declaración de la Unesco porque nos sentimos tremendamente orgullosos del reconocimiento de nuestra identidad cultural. Las fallas han ido evolucionando desde su origen que se remonta a la antigua tradición de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de las fiestas de su patrón San José, quemaban en las calles los trastos inservibles.

Desde niña esperaba la llegada de las Fallas con todo lo que significa: explosión de ruido con la máscletá, de color con la “nit del foc”, de música con las bandas acompañando las comisiones, de belleza con miles de falleras con sus trajes de seda ofreciendo flores a la Nostra Mare de Deu… todo esto imprime nuestro carácter.

Cada comisión fallera es un equipo con un objetivo común y ese espíritu de trabajo y sacrificio es el origen de toda la fiesta. Las fallas son emoción, cooperación, familia y aquí en Ballesol vivimos cada acto desde la presentación a la cremá con la misma intensidad. Nuestros residentes vibran con la mascletá, se emocionan ante la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados y lloran con nuestro himno.

Desde Ballesol Valencia les invitamos a las Fallas 2018!

MAYTE GUERRERO SIMÓ – DIRECTORA DE BALLESOL SERRERÍA

Cada 20 de marzo empiezan las fallas…

De origen incierto entre la historia sacra y la pagana se debaten sus raíces. Sobre su origen incierto hay diversas creencias, algunas más arraigadas. Referencias a las lejanas tradiciones de los pueblos antiguos de celebrar la llegada de equinocios y solsticios encendiendo hogueras. Que con el tiempo se fue incorporando a la tradición popular.

También está muy arraigada la teoría del gremio de los carpinteros quienes quemaban, en vísperas de su patrón, San José, y como fin del invierno los “parots” que utilizaban para encender los candiles, además de las virutas y trastos viejos que fueron añadiendo en tradición.

En esta tradición se incorporó que el “parot” se fuera vistiendo con ropas viejas y dándoles forma de personas, con tal de satirizar la vida cotidiana.

Lo cierto es que la fiesta empieza con el sentir de los primeros rayos que anuncian la primavera, las mascletás y el olor a pólvora. Nos hace sentir como el viento en la cara y la sangre en las venas que la fiesta se acerca.

La música y las fallas inundan la ciudad, con el lejano retumbar de los petardos. Para acabar con el fuego renovador.

Todo este sentir acumula nuestra historia en un sentimiento que se renueva cada año, con la nostalgia crecida cada 20 de marzo.