Roboterapia: Tecnología con corazón para cuidar mejor a nuestros mayores

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Hombre mayor con Alzheimer y un perro robótico
(Las imágenes de este artículo han sido generadas con Inteligencia Artificial por motivos de privacidad)

La soledad no se ve, pero se siente

Cada día, miles de personas mayores en residencias de todo el mundo se enfrentan a una realidad silenciosa: la soledad emocional. Aunque estén rodeadas de profesionales que las cuidan con dedicación y de entornos seguros y adaptados, muchas echan en falta el contacto, el diálogo o una presencia constante que las acompañe sin juzgar.

En los últimos años, la tecnología ha empezado a dar respuestas inesperadas pero profundamente humanas. Una de ellas es la roboterapia, una forma innovadora y eficaz de acompañar emocional y cognitivamente a las personas mayores, especialmente aquellas que sufren deterioro cognitivo o viven con enfermedades como el Alzheimer.

En este artículo exploramos en qué consiste esta terapia, cómo funciona y, sobre todo, cómo está transformando la vida cotidiana en las residencias para mayores Ballesol, pioneras en su aplicación en España.

¿Qué es la roboterapia? Una tecnología para cuidar desde la emoción

La roboterapia es una terapia no farmacológica que utiliza robots sociales para estimular la mente, las emociones y la interacción de personas mayores. A diferencia de los robots industriales, estos compañeros tecnológicos están diseñados para comunicar, responder, interactuar y reconfortar.

Los más conocidos son robots con forma de mascotas, como focas, gatos o perros, que reaccionan al tacto, emiten sonidos, se mueven e incluso “piden” atención. Otros adoptan formas más humanoides y pueden mantener conversaciones simples, contar historias, cantar o recordar rutinas.

Aunque pueda parecer ciencia ficción, su base es profundamente científica:

  • Estimulan la propiocepción y el sistema sensorial.
  • Actúan como puentes emocionales, activando recuerdos y sensaciones positivas.
  • Fomentan la comunicación verbal y no verbal.
  • Reducen los niveles de estrés y ansiedad mediante el contacto repetido y amable.

Y lo más importante: generan apego, rutina y afecto. Tres pilares fundamentales para el bienestar en la vejez.

Beneficios demostrados: más allá de la ternura

Numerosos estudios internacionales, desde Japón hasta los países nórdicos, han demostrado los efectos positivos de la roboterápia en personas mayores. Entre los beneficios más destacables están:

  • Disminución de la ansiedad, el estrés y la depresión leve.
    El simple acto de acariciar o interactuar con un robot terapéutico activa zonas cerebrales relacionadas con el bienestar.
  • Reducción del uso de fármacos psicotrópicos.
    En algunos centros se han reducido significativamente los ansiolíticos gracias al efecto calmante de estos robots.
  • Estimulación cognitiva.
    El robot sirve como estímulo para recordar canciones, rutinas o historias de vida. Se activa la memoria autobiográfica.
  • Aumento de la socialización.
    En muchos casos, el robot actúa como “excusa” para iniciar conversaciones entre residentes, familiares o cuidadores.
  • Mejora del estado de ánimo.
    Las sesiones con robots suelen ir acompañadas de risas, sonrisas, caricias y gestos de cariño espontáneos.

Ballesol y la roboterápia: cuando la innovación se pone al servicio del cuidado

En los centros Ballesol, la roboterápia no es una promesa futura: es una realidad presente. Desde hace meses, varios de sus centros han incorporado esta herramienta con resultados altamente positivos.

Uno de los protagonistas es PARO, un robot con forma de foca que ha sido galardonado internacionalmente por su capacidad terapéutica. PARO reacciona al contacto, reconoce la voz de la persona, responde con sonidos suaves y movimientos que simulan afecto. En Ballesol, se ha utilizado con residentes con demencia avanzada, observando cómo la interacción con él reduce la agitación y facilita estados de calma duradera.

Pero también se han implementado otros robots de compañía como Nuka o gatos robóticos que ronronean, se mueven y se dejan acariciar. Los terapeutas de Ballesol explican que no es raro ver a personas que ya no hablaban expresar palabras espontáneas tras semanas de interacción.

“Al acariciar a la foca PARO, mi madre sonríe. Ya no hablaba casi, pero con el robot la oí cantar bajito una nana. Me emocioné mucho” — cuenta Laura, hija de una residente en Ballesol Principe de vergara.

Además, los robots no actúan de forma aislada. Son parte de un plan terapéutico supervisado, donde el equipo de profesionales selecciona qué residentes pueden beneficiarse más, en qué momentos y bajo qué objetivos (relajación, estimulación, acompañamiento).

Casos de uso y escenarios reales

  • Sesiones individuales con personas con Alzheimer: contacto directo, estímulo multisensorial, reducción de episodios de agitación.
  • Actividades grupales: el robot se convierte en protagonista de dinámicas que fomentan el habla, la música y el juego compartido.
  • Apoyo emocional en situaciones difíciles: nuevos ingresos, procesos de duelo o bajadas de ánimo.
  • Intervención en cuidados paliativos: ofreciendo compañía afectiva en los momentos más delicados del proceso vital.
roboterapia

La roboterapia no sustituye: acompaña, potencia y humaniza

Una de las ideas que más preocupa cuando se habla de robots es la deshumanización del cuidado. Pero la experiencia en Ballesol demuestra todo lo contrario: la roboterápia no sustituye el contacto humano, sino que lo enriquece.

Los profesionales siguen siendo insustituibles. Lo que aporta la tecnología es una herramienta más para llegar donde a veces las palabras no bastan, para mantener el vínculo incluso cuando la memoria falla, para que nadie se sienta solo aunque esté en silencio.

Conclusión: el futuro ya cuida a nuestros mayores

La roboterápia es un ejemplo de cómo la tecnología, cuando se usa con sensibilidad, puede mejorar la calidad de vida de las personas más vulnerables. Ballesol ha apostado por este camino con valentía y visión, demostrando que se puede innovar sin perder humanidad, y cuidar sin dejar de avanzar.

En tiempos donde la sociedad envejece y el bienestar emocional es más importante que nunca, integrar herramientas como esta no es un lujo, sino una responsabilidad. Porque cada sonrisa, cada caricia, cada recuerdo que se activa… cuenta.

En Ballesol, el futuro se escribe con ternura. Y, a veces, con un robot que ronronea mientras devuelve la luz a unos ojos que la habían perdido.

Nota: Por motivos de privacidad, las imágenes utilizadas son ilustrativas y pueden no representar exactamente los dispositivos utilizados en Ballesol y han sido generadas con Inteligencia Artificial.