viernes, abril 26, 2024
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ANTONIO FRAGUAS, FORGES

La charla es distendida. Como de dos amigos que se conocieron hace ya muchos mas años de los deseados en los pasillos de una TVE pequeñita. Y que después coincidieron en la redacción del diario Informaciones, cuando uno alternaba su labor de técnico de Tv con su afición por el humor; y el otro trataba de adaptarse al periodismo madrileño. Este es el resumen –si es que se pueden resumir esas dos horas de recuerdos, de preguntas, de respuestas, de reflexiones…

Hablar de Forges es hacerlo de un genio capaz de “encerrar” en una viñeta lo que siempre le aconsejó su padre: Originalidad. Él ya se encargó de darle imaginación y sobre todo motivos para hacernos reír. De padre gallego, madre catalana, Forges es la traducción al catalán de Fraguas. La popularidad y el éxito le llegaron muy pronto, pese a ser un mal estudiante y desesperarse con los estudios de ingeniería de telecomunicación. Su primer dibujo se publicó en 1964 siendo mezclador de imagen en TVE. De allí pasó por la Codorniz, Pueblo, Ya, Informaciones… hasta la dirección cinematográfica con la película País (1975). Le hemos visto delante y detrás de las cámaras, pero siempre agarrado a un lápiz y sujeto a la inspiración traducida en personajes célebres como Mariano el burgués o Los Blasillos, representantes de la España más rural. Como genio que es, llenas están las hemerotecas de chistes inolvidables y frases célebres suyas. La mezcla de las dos, retrata una realidad vivida. “El chiste perfecto generalmente no lo hacemos los humoristas gráficos, sino personas que dicen aseverando y jactándose ante una cámara de televisión que España va bien”. En la actualidad sus colaboraciones son comentadas y reídas, pero volviendo al principio, a la originalidad que le pedía su padre, no se pierdan el día a día de nuestras vidas en www.forges.com.

R.S.O- ¿Miras de otra forma? ¿El mundo es para tí distinto que para los demás?

Creo que sí. Cuando aplicas el sentido del humor, las cosas se ven distintas. Puede ocurrir cualquier hecho. Y entonces empiezas a hacerte preguntas, por qué, qué antecedentes hay, qué consecuencias, qué resultados puede tener… Todo muy normal; pero que si lo ves desde el prisma del humor, encuentras una chispa en la que no sueles caer.

Forges adoptó ese seudónimo porque es el apellido de su padre –Fraguas– traducido al catalán de su madre. Y en efecto, mira de otra forma. Tiene una mirada punzante detrás unas gafas pequeñas. Mira mucho. Nada del entorno se le escapa. Da la sensación de que recorre con los ojos cada esquina, cada espacio, cada persona, cada aliento.

Pero no quiere gravedad en la conversación, hasta el punto de que cuando nos vamos por derroteros un poco serios, rompe con un toque que devuelve la sonrisa. Recordamos a un técnico de televisión, que, muchos años atrás –muchos–, recorría los estudios, por si fallaba algo. Y que se acercaba a tu mesa, se ponía de rodillas sobre el suelo y con un rotulador te dibujaba uno de sus personajes, empezando por los zapatos…

Hasta que tomé la decisión de irme. Y fue una elección tomada por la ley del mínimo esfuerzo. Para mí era más fácil dibujar que ser coordinador de estudios. Y desde entonces –hablamos de 1973– me dedico a esto.

Y supongo que te pasará como a mucha gente que escribe, que de pronto, en un momento determinado tiene sequía de ideas, que tiene que ir a dar un paseo a ver si se le ocurre algo…

No, por suerte no me pasa eso. No tengo tiempo. Muchas veces soy materialmente arrancado de mi mesa por algún que otro quehacer. Pero muy pocas veces hay sequía. No olvides que este país da para mucho y tiene muchos ángulos para encontrar algo risible…

“A veces empiezo el monigote por los pies, porque no se dibujar y así no me queda flotando en el aire. Cumple su función, pero no es un buen dibujo»

Sorprende ver cómo dibujas tus viñetas. Muchas veces empiezas por los zapatos y los pies…

No siempre por los pies; pero sí por sitios insospechados, quizá por el bocadillo que es ese círculo en donde se escribe lo que dice el personaje. No tiene ningún mérito. Es un truco que hacemos los que dibujamos mal para encuadrar mejor el dibujo. Es posible que si empiezo por la cabeza no me quepa el personaje, por ejemplo. Así, no se queda colgado en el aire. Por eso digo que los que dibujamos mal tenemos que recurrir a estas cosas.

¡Hombre, a estas alturas no se puede decir que dibujes mal!

Es un dibujo que sirve para lo que sirve; pero no es un buen dibujo. ¡Ya quisiera yo dibujar como Antonio Mingote, o Ricardo, o tantos otros!

Humor

¿Qué ves en el mundo, una mañana cualquiera para hacer el editorial gráfico del periódico?

Mira, la experiencia te dice que la actualidad está marcada por dos grandes filtros. La política, por la mañana, que oyes en la radio, que ves en la prensa, en Internet, y que desemboca en el telediario; y la social, que es por la tarde. El fútbol o cualquier acontecimiento. Así ya sabes cuáles van a ser más o menos los titulares del día siguiente. Yo hago mi dibujo y lo dejo en el buzón de mi ordenador. A las 9 de la noche lo rescata el periódico. Pero hasta ese momento, yo puedo rectificar lo que sea, cambiar de tema, de dibujo, de todo… Puedo cambiarlo en el acto. Es una maravilla la posibilidad que nos brindan las nuevas tecnologías…

Compromiso

Forges no se distingue precisamente por tomarse el mundo a risa. Aunque viva de ello. Y la prueba de ello es el constante compromiso con los problemas de la humanidad.

¿Qué es lo que más te duele hoy, en pleno 2011?

Lo que más me duele es tener que recordar de manera continua lo evidente; es decir, que somos unos privilegiados, que tenemos muchísimo más de lo necesario y que hay mucha gente que tiene problemas para subsistir. Y que hay mucha gente preocupada para que otra gente pueda sobrevivir. Es así de serio. Mira un grupo de humoristas presentamos una iniciativa que se elevó a las Naciones Unidas. Ya somos 36.000 humoristas gráficos de todo el mundo los que nos hemos comprometido a difundir y apoyar los objetivos del Milenio de la ONU, en un período que llega hasta 2015. Son principios elementales, pero que como te digo, hay que recordar de manera continuada. Tratamos de concienciar sobre el acceso a la sanidad de las madres gestantes y de los recién nacidos; el acceso de la mujer a la cultura y que no haya esas desigualdades tan inmensas que existen en algo tan elemental como la alfabetización; el reparto de alimentos para paliar esa vergüenza mundial que es el hambre, que mata a millones de personas y no por escasez de alimentos sino por falta de voluntad política de reparto; el acceso a lo que podríamos definir como la sanidad postrera, del último período de la vida; o el acceso al agua corriente. Son muchos más principios, y en ellos estamos comprometidos. Y la verdad es que se están logrando cosas; el problema es que la crisis está tapando todo.

Un nuevo lenguaje: “Gensanta”

No cabe duda de que has creado un nuevo lenguaje, una nueva forma de expresar. Ya sabe todo el mundo lo que es un esborcio, por ejemplo… Son palabras que han pasado al vocabulario popular. ¿No has pensado hacer un diccionario forgiano?

No, no creo que lo haga; entre otras cosas, porque no hace ninguna falta. Yo puedo inventarme alguna palabra, pero la gran mayoría no son mías, las recojo de la gente. No hay más que escuchar. La gente no dice Virgen Santa, sino solo gensanta, ni dice estupendo, sino stupendo.

Pero hay términos genuinamente tuyos, como eso del agorrinable hombre de las nieves o lo del energúmemo…

Bueno, eso es otro cantar. Son palabras de un espacio que tengo en la radio y que pertenecen a la Forgespedia de palabrastos. Y es que ahí buscamos palabras que definan cosas nuevas. Por ejemplo, el otro día hablamos de cómo se llamarían los nuevos impuestos. Y al de la recogida de residuos, decidimos llamarle ba-usura.

¿Te gusta mas hacer reír o hacer pensar?

Me gusta que se piense, claro; pero es bueno que se rían. Lo mejor de todo es que yo tengo la sensación de que la gente te mira y te dice como con buenos ojos: muchas gracias por darme una sonrisa o hacerme pasar un buen rato. Porque hay gente que no puede ir por la calle sin que les digan cosas no del todo satisfactorias. Yo no salgo mucho en la tele, así que a mi personalmente no me conocen, pero siento esa especie de media sonrisa que es como si fuera un parabién…

La televisión que tenemos

Conoces perfectamente la televisión y allí pasaste años. ¿Qué opinas de la televisión que se está haciendo ahora?

La televisión que hacíamos nosotros –cuando éramos pequeños– es decir cuando la televisión acababa de nacer era una televisión muy distinta. Y, sin hablar de política, sino de sociología, creo que quitó caspa y la boina a este país. A partir de aquel momento, ya no se podía decir si eras de pueblo o de ciudad, porque la televisión igualó -para bien- el comportamiento social. Era una referencia. Todos teníamos la misma ventana al mundo. ¿Y ahora? Pues, pidiendo todos los perdones posibles, creo que se está intentando volver a poner la boina y que la caspa impere por doquier. A mi juicio, la única televisión que mantiene un sentido lógico de lo que debe ser, es Televisión Española. Con todos los defectos que quiera; pero por lo menos mantiene una dignidad…

¿Y eso de que tenemos la televisión que nos merecemos?

Tampoco. Y ya hay marcas que ven contraproducente anunciarse en determinados espacios. Es decir, se va decantando la audiencia y ya se empieza a exigir no solo cantidad, sino calidad.

Un tipo normal

¿Como te definirías?

Menos como alto, rubio y de ojos azules, como todos. La verdad, al margen de tonterías, me defino como un tipo normal en todos los sentidos. No tengo ningún rasgo especial. Soy… así, como ves.

Siempre vinculado a los medios de comunicación. Hay ahora preocupación por el periodismo, ¿crees que está perdiendo su poder crítico para uniformar a la gente, que lea solo titulares y así no tenga opinión?

Exactamente, así es. Lo diría con esas mismas palabras. El periodismo esta perdiendo su esencia, brinda solo rasgos de la actualidad y así el ciudadano lejos de opinar, se convierte solo en consumidor. Y en consumidor no pensante…

Hablando de consumidor: hay una anécdota en tu vida que define claramente cómo eres…Vas de compras, y a a la hora de pagar te dan tus adquisiciones en una bolsa que cuyo lema dice “Compro, luego existo…”

Estaba en Barcelona, en una magnífica tienda que tiene montones de cosas de un diseño exquisito. Tenía una sucursal en Madrid que ha cerrado hace muy poco tiempo. Y fue tal como dices. Me dan mis compras, después de haber pagado ya, en una bolsa con esa inscripción. ¿Cómo es eso de que compro, luego existo? Y pensé: No, mira, no todo vale… Eso de medir la audiencia en todos los ordenes de la vida tiene que tener un límite. Y el consumismo, también. Así que dije, mire, perdone, pero esto no lo tolero. Devolví las cosas y me fui…

Un hombre “mujer progresista”

Poca gente conoce tu militancia feminista, hasta el punto de que has sido galardonado con el título de “Mujer progresista”. ¿Crees que el varón está perdiendo los papeles?

Mi mujer, mis tres hijas, mis cinco hermanas, mi madre… todas celebraron conmigo el título de mujer progresista. Y no solo creo que el varón está perdiendo los papeles; es que no sabemos ni dónde estamos, incluso entre gente progresista. Todavía muchos dicen en casa, condescendientes con su mujer: “¿Te ayudo?”. ¡Cómo que “te ayudo”! Hay que hacer las cosas en conjunto. Y es curioso, hay varones que ayudan, que quieren participar; pero fíjate: huye de la lavadora; tenemos auténtico miedo a la lavadora… No sé si es que nos imaginamos una matriz o qué, pero es difícil que el hombre maneje este electrodoméstico con soltura. Puede planchar, coser, fregar, pero es como si la lavadora le diera miedo, o la ruedita del mando le impusiera un respeto especial…

La “ahistoria” frente a la verdad

Conoces perfectamente la historia de España, que has ilustrado y que sé que te apasiona. ¿Por qué dices que científicamente no podría haber en España ni nazis, ni racistas?

Porque somos resultado de una mezcla amplísima… Podríamos poner muchos ejemplos. Pero baste decir así, sin profundizar mucho, que pensamos como los griegos (unos más y otros menos), hablamos como los romanos, rezamos como los hebreos, tenemos miedo a que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas como los celtas, somos violentos como los íberos, cantamos como los musulmanes, contamos como los fenicios; nos insultamos como los incas… Somos indudablemente una mezcolanza amplísima… ¿Cómo vas a reivindicar una superioridad o una diferencia racial si somos todos un revoltijo de etnias. Lo que pasa es que hay gente interesada en que no se conozca la historia real. Eso que podríamos llamar “a-historia”. Por ejemplo los mas fieles servidores de la corona de Castilla eran los vizcaínos; eran los únicos que si iban a la guerra era por voluntad propia y además con un grado elevado de mando. Pero no hay cultura. ¿Te imaginas decir ahora que fueron los más fieles a Castilla? Y otro ejemplo: no hay cosa más tonta que un catalán haciendo remilgos a la bandera española. Porque esta bandera de España es la señera de mar de Alfonso el Magnánimo que para evitar confusiones cuando había poca visibilidad, amplió las bandas para que se vieran mejor… Después, Carlos III la incluyó en la Marina y de ahí pasó con Isabel II a ser la bandera del país…

¿No has tenido críticas en tu Historia de España por contar estas cosas?

No. Afortunadamente imperó el sentido del humor.

Háblanos de tus fobias y de tus filias…

Mis filias son las de todo el mundo. Ya te digo que soy un tío muy normal. Mis filias son la familia, los amigos, el Atleti de Bilbao, los perros, la tortilla de patatas, el vino tinto, el aceite de oliva, las ensaladas.

En cuanto a las fobias, después de pensarlo un poquito señala con fuerza: el ruido.

Sí, el ruido y sobre todo, la impunidad con que se produce… Y cosas incomprensibles, como elegir para las aceras un aglomerado de granito que es donde mejor se quedan pegados los chicles… Yo trabajo mucho mejor en silencio.

¿El humor imprime carácter? O, dicho de otra forma: ¿no tienes el peligro de verlo todo bajo el prisma del humor?

El humor imprime carácter, desde luego. Pero no es ningún peligro verlo así. Creo que el humor afina mucho los conceptos. Ya que hablamos de todo esto, recuerdo una serie de dibujos de diablos que se dedican a inventar maldades. Y piensan. Es cuando a uno de ellos se le ocurre un invento diabólico. Y dice: “Se llama fiesta patronal, y se basa en tirar cohetes durante el día, y por la noche hacer un botellón”. Otro diablo le replica: “¡Bah, desde que se inventó el aeropuerto de Barajas y el abrefácil…!”

El paso de los años

¿Cómo ves el paso de los años?

Yo tengo 11 años. Es decir tengo una edad en que en vez de mirarme al espejo, me asomo. Y espero no cambiar. La naturaleza tiene siempre la tendencia a tumbarnos, a hacernos polvo. Sé que, al final, va a poder pero por ahora me paso el día evitándolo.

¿Cómo te ves de viejo?

Es que no me veo. No me siento viejo. Tengo buena salud por ahora y los años no se cumplen por dentro. Que yo recuerde, solo un día estuve enfermo, por una fiebre extraña de tipo psicosomático. Fue el día 25 de septiembre de 1975.

¿Y qué piensas hacer cuando cumplas los 100?

No pararé. El trabajo es salud. Y tiene además la ventaja de que disfrutas mucho más del descanso. Sentarte un día de Agosto debajo de un algarrobo, que te proporciona aire acondicionado natural, es algo prodigioso… O tratando de conseguir que esa golondrina no anide en esa viga que está justo encima de donde comes, para que no te suelte excrementos y pajitas, es una delicia. Y sobre todo leer, leer, leer. Leo de todo, pero me gusta más el ensayo histórico. Por cierto, estoy leyendo uno sobre Alfonso II el Casto que es interesantísimo…

¿Y cómo es tu día, qué haces?

Salgo, ando mucho. Y me gusta mucho escuchar a la gente, ver qué hacen. No me gustan las tertulias de bar y en general a los bares solo entro cuando quiero tomar un café rápido. Veo jugar al mus –desde fuera- en la calle Augusto Figueroa y me divierte verlo…

Nos regala a todos los lectores este “majo vestido”. ¡Y quedamos para jugar una partida…!

Su vida

Antonio Fraguas de Pablo, conocido como Forges, nació en Madrid el 17 de enero de 1942. De madre catalana y padre gallego es el segundo de nueve hermanos. Como él mismo dice, fue un mal estudiante, pero un gran lector de Richmal Crompton y sus libros sobre Guillermo Brown. Empezó a estudiar ingeniería de telecomunicación. Trabajó como técnico de telecine en Televisión Española y como mezclador de imagen desde 1962. Abandonó TVE siendo Coordinador de Estudio en 1973 para dedicarse profesionalmente al humor gráfico. Había publicado su primer dibujo en 1964 en el diario Pueblo, de la mano de Jesús Hermida, y luego pasó a Informaciones. Jesús de la Serna le encomendó el chiste editorial. Hizo el servicio militar como furriel de artillería, y se casó y tuvo tres hijas y un hijo. En 1970 comienza a colaborar en Diez Minutos y trabaja en las revistas de humor Hermano Lobo, Por Favor y El Jueves, y en los semanarios Sábado Gráfico, Interviú, Lecturas, etc.

En 1982 publica el chiste editorial en Diario 16 y posteriormente en El Mundo, pero dejó este periódico después de haber sido uno de sus siete fundadores, y en 1995 pasó a firmar el chiste editorial de El País.

Ha dirigido dos películas (País S.A., 1975, y El bengador Gusticiero y su pastelera madre, 1977) y cuatro series de humor en televisión, El Muliñandupelicascarabajo (1968), Nosotros (1969) y 24 horas aquí (1976), en TVE; y Deforme semanal (1991), en Telemadrid con su hermano José María Fraguas. En radio ha participado en programas como Protagonistas de Luis del Olmo y La Ventana de Javier Sardá y Gemma Nierga, y actualmente lo hace en No es un día cualquiera, de RNE, con Pepa Fernández.

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Redacción Revista Ballesol
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Equipo de redacción de la Revista Ballesol
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