Dra. Carmen Antúnez Almagro

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Hablamos con una de las personas más acreditadas en España sobre las demencias. Carmen Antúnez es una mujer polifacética en el ámbito de la neurología. Es directora de la Unidad de demencias del hospital universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, miembro de la Sociedad Española de Neurología, investigadora principal en distintos ensayos en relación con las demencias… e impulsora de un proyecto novedoso.”Arte y cultura como terapia para la enfermedad de Alzheimer” En una vida de supuestos y aseveraciones, se queda con una apreciación personal. “Tras años de trabajo con personas con alzheimer, encuentro en muchas de ellas, desprendidas ya de algunos recuerdos, considerable dosis de espiritualidad, entendida en el sentido amplio de serenidad de espíritu y disfrute del momento”.

Leyendo varios artículos y entrevistas suyas consigue explicar de manera fácil y sencilla la complejidad que rodea al Alzheimer. Después de haber presentado numerosos estudios, dirigir equipos científicos, incluso de adaptar el arte y cultura como terapia para personas con esta enfermedad, ¿cuál es la pregunta que aún se hace sobre el Alzheimer que no ha sabido responder?

Cuanto más trabajo y conozco sobre la enfermedad más preguntas me hago. Creo que aunque hemos avanzado muchísimo en su conocimiento nos quedan muchas cosas por desentrañar. Por ejemplo una de las que entiendo más importantes es el papel que juegan los factores proinflamatorios en la génesis del alzheimer. Hay muchas situaciones, alimentarias y hasta de stress, es decir todo lo relacionado con los estilos de vida, que probablemente tengan más importancia de la que pensamos. Amén del papel que juegan los factores genéticos, diferentes en las demencias de inicio antes de los 65 años, del que juegan en el Alzheimer de aparición más tardía. Sin olvidar el papel clave de la educación como protector del Alzheimer. En este sentido tenemos una gran oportunidad y una obligación social y ética de procurar una educación que, a la luz del conocimiento que hoy tenemos del cerebro, forme personas con un cerebro estimulado y más protegido contra la demencia.

Tenemos por delante un panorama apasionante en el que creo que casi todo, sobre todo lo más importante respecto a esta enfermedad, está por venir.

Actualmente, uno de los objetivos de los médicos e investigadores en torno al Alzheimer se centra en la detección de la enfermedad en etapas precoces. Durante su intervención en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) comentó que “un diagnóstico identificado cinco años antes de que aparezcan los primeros síntomas reduciría a la mitad el número de pacientes en 50 años” ¿Podría desarrollar brevemente esta línea de investigación?

Es en la etapa de Deterioro Cognitivo Leve (DCL) en la que actualmente centramos nuestra atención, siendo el principal foco de las investigaciones. Es la etapa previa a la presentación de los síntomas, en la que el cerebro ya está enfermo pero aún la enfermedad no ha dado la cara de forma evidente, aunque hay “pequeños síntomas”. Teniendo en cuenta que el Alzheimer es una enfermedad de muy larga gestación, hoy en día estamos en condiciones de saber por medio de lo que llamamos biomarcadores (análisis de líquido cefalorraquídeo y PET amiloide entre otros) lo que ocurre en el cerebro años antes de que aparezcan los síntomas claros de enfermedad. Es por lo tanto en esta etapa cuando podríamos ensayar tratamientos que ralentizaran la aparición de los síntomas en aquellos pacientes que sean de riesgo. En ese sentido, y esto está publicado hace ya varios años, sabemos que si lográsemos retrasar la aparición de los síntomas de la enfermedad se reducirían a la mitad los casos en el año 2050.

Por otra parte no todos los pacientes que presentan Deterioro Cognitivo Leve van a padecer Alzheimer u otra demencia, si una gran parte de ellos. Por lo que es un grupo para seguir y estudiar.

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Como Directora de la Unidad de Demencias del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca ¿qué importancia tiene mantener las actividades de la vida diaria, aumentar la calidad de vida o gestionar las emociones en una persona mayor que sufre Alzheimer?

Las emociones residen en el llamado cerebro emocional, sito en el lóbulo límbico, con gran riqueza de conexiones por todo el cerebro. En muchos pacientes los primeros síntomas del alzheimer son un problema en las emociones, en la empatía por ejemplo. Esto es difícil de detectar porque no pensamos en ello, pero cuando hacemos una valoración emocional del paciente encontramos muchas cosas, las cuales deberían darnos pié a trabajar e investigar en estas áreas.

Es poco lo que hemos aprendido acerca de las emociones en nuestra cultura, pero, sin duda, el conocimiento de cómo el cerebro procesa e integra las emociones nos dará claves para el tratamiento social de las personas con alzheimer. En definitiva, cuando hablamos de mantener las actividades de la vida diaria y aumentar la calidad de vida, hablamos en parte de emociones, de mantener relaciones, de expresarnos con varios lenguajes, no sólo el de las palabras. Por lo tanto mantener las actividades de la vida diaria es clave para la calidad de vida de los pacientes; en definitiva lo que estamos haciendo es mantener conexiones cerebrales activas, que aunque estén deterioradas, si las estimulamos tardarán más tiempo en desaparecer.

En nuestro cerebro, las emociones ocupan una parte muy destacada; usted ha reconocido que “conocemos poco sobre las emociones en personas mayores, y menos aún en personas con alzheimer” ¿Qué nos falta por descubrir e investigar en este sentido?

Como antes hemos indicado, las emociones en nuestro cerebro ocupan una parte muy destacada; de hecho, grabamos en la memoria a través de ellas. Si un acontecimiento nos ha impactado emocionalmente, lo recordaremos mejor que otro que nos haya hecho menos mella. Todo esto tiene mucho que ver con el hecho de que somos seres sociales; las emociones y su expresión son un mecanismo de comunicación entre seres para conseguir protección y unión como grupo social. Son muy útiles para sobrevivir.

Muchas veces las emociones no necesitan palabras para expresarse, de hecho el famoso psicólogo americano Paul Ekman con su extraordinario y vasto trabajo sobre expresión facial de las emociones así lo demuestra.

Las emociones, o mejor dicho, el proceso de cambio de las mismas a lo largo del alzheimer no es bien conocido. En uno de nuestros talleres del proyecto “Arte y Cultura como Terapia” constatamos en las pruebas de identificación de diferentes emociones en caras, previas al taller, que las emociones que no identifican bien los pacientes son la tristeza y la ira. ¿Quiere esto decir que nuestro cerebro olvida o quiere olvidar las emociones negativas? Las investigaciones lo dirán. También, cuando se puedan realizar, las pruebas de neuroimagen es probable que lo confirmen.

En una ocasión leí que decía que “la fuerza está aquí”, señalando con el dedo índice la frente. ¿Conseguir un envejecimiento activo y saludable en qué porcentaje depende del cuidado que hagamos del cerebro?

Por supuesto. Recogeremos lo que hayamos sembrado en nuestro cerebro. Salvo en los casos en que hay una determinación genética, una herencia dominante para padecer la enfermedad, muy pocos en relación con el resto, (entre un 1% y un 3%), en la gran mayoría de los pacientes por ejemplo los factores vasculares tiene un papel crucial en la manifestación de los síntomas. Estos son los que tiene relación con la salud de nuestras arterias: colesterol, hipertensión, diabetes, obesidad, estilo de vida, etc. Este supuesto ya fue demostrado por el Dr. David Snowdon en su famoso estudio de la monjas, donde vio tras el estudio de los cerebros de las que habían fallecido con alzheimer, que las monjas con arterioesclerosis tenían en vida más alzheimer que las que aun teniendo lesiones típicas de la enfermedad no tenían enfermas sus arterias.

Estos factores son modificables, por lo tanto en cierta forma el cerebro que tengamos depende de nosotros. También la educación es clave como antes hemos mencionado, para tener un cerebro bien conectado y protegido. Y por supuesto unas emociones sanas y positivas junto con una vida social activa y gratificante, nos harán muy resistentes contra el alzheimer.

Dirige el innovador proyecto de “Arte y cultura como terapia para la enfermedad de Alzheimer” y el proyecto Alzheimer MuBam junto al museo de Bellas Artes de Murcia. Sobre el primer proyecto, ¿qué influencia más destacada y positiva puede desarrollar en una persona con esta enfermedad? Sobre el segundo, ¿qué beneficios aporta el arte y la creatividad como mejora en la enfermedad del Alzheimer?

El arte, la capacidad de percibirlo y crearlo están en nuestro cerebro desde los primeros homínidos. Esto tiene una misión en nuestra evolución. Nada en la naturaleza está sin un sentido. Es probable que en los primeros tiempos cumpliese una misión de comunicación y refuerzo de los lazos entre el grupo.

Las expresiones artísticas han formado parte de la historia de la humanidad y son consustanciales a su naturaleza.

En los diversos talleres de nuestro proyecto “Arte y cultura como Terapia” hemos utilizado un estímulo artístico con el objetivo de desencadenar emociones y los recuerdos ligados a ellas. Los resultados han sido muy satisfactorios. Entre otras cosas, hemos observado que en los pacientes que formaron parte de estos programas la enfermedad ha ido bastante más despacio. Además los vínculos familiares se han reforzado, dado que en estos programas los familiares tienen un papel muy activo.

El Proyecto MUBAM Alzheimer, el primero desarrollado como proyecto de investigación para pacientes y cuidadores de personas con alzheimer en un museo español. Consolidado a día de hoy como programa estable del MUBAM (Museo de Bellas Artes de Murcia) está abierto a todos los pacientes, familiares y cuidadores que lo soliciten.

Grupo BALLESOL desarrolla un programa Especializado de Atención a Residentes con Demencia Avanzada “Personas Siempre”. Desde su experiencia, ¿qué valoración podría hacer de este proyecto?

Me parece muy atractivo su proyecto porque cubre muchos aspectos de atención personalizada y de estimulación cognitiva y emocional en fases avanzadas. Su programa entiende que lo que importa es el estado funcional y emocional de la persona más que pueda mejorar en su cognición, cosa por otra parte complicada.

Destacaría dos cosas, el programa de musicoterapia y su lema, que es muy “emocional”: “Quizá no recuerde, pero no he dejado de sentir” al que yo añadiría que “sentir es una forma de recordar”. Porque aunque conocemos lo que supone para el paciente, la familia y la sociedad, la enfermedad de Alzheimer y la dureza de enfrentarnos cada día con un ser querido al que vemos y nos ve como extraños. También sabemos que los pacientes, aún en estadios avanzados de la enfermedad, son capaces de emocionarse ante muchos estímulos y en cierta manera recordar. ¿Qué ocurre en su cerebro? Una manera de comprobarlo es investigando, midiendo qué puede mejorar en la vida de los pacientes cuando, con diferentes estímulos artístico-emocionales intentamos que recuerden y que sus emociones les hagan sentirse mejor.

Y una apreciación personal: tras años de trabajo con personas con alzheimer, encuentro en muchas de ellas, desprendidas ya de algunos recuerdos, considerable dosis de espiritualidad, entendida en el sentido amplio de serenidad de espíritu y disfrute del momento.