Aventuras y desventuras de una madrileña

0
847

Lo ha pasado mal en la vida, pero gracias a su valentía y su vitalidad ha logrado sobreponerse a todo. Superar los obstáculos que en su caminar se ha ido encontrando, sin tiempo y sin tregua, ha sido su meta. La razón de tanta fortaleza no puede ser otra que sus ansias de vivir, de conocer el mundo que le rodea, de transmitir en su entorno esa satisfacción íntima del deber cumplido, de contemplar la vida con la paz que a su edad le da todavía ese espíritu vital que esconde aún una joven experiencia, y que anhela las muchas vicisitudes que su existencia felizmente le depara.

Hoy es una mujer feliz, una persona luchadora y aventurera, lo vivido en su juventud, y lo demuestra día a día, momento a momento en su vida. Unas breves palabras con ella, acompañadas de una mirada suya transmiten un espíritu indómito, pero al mismo tiempo respetuoso con las normas, fiel a su propia existencia. No entiende, ni puede entender, de forma coherente con su visión de la vida, que puedan existir personas derrotadas o abatidas, que solamente por su edad pasen los días y las horas sentadas en el algo más que un banco en el jardín.

A sus 83 años vive en Apartamentos Ballesol y cada día amanece y se levanta con la misma ilusión que cuando llegó aquí por primera vez, y si me apuran, incluso con un poco más. Desayuna en la habitación, se arregla, y acto seguido de manera cotidiana acude a sus clases de inglés en el Centro de Mayores, ya que le encanta aprender y superar sus metas y expectativas, y me cuenta que todo ello le hace mantener la cabeza en orden y muy activa.

Debe ponerse también de relieve que durante otros dos días por semana acude a clases de yoga, y ello le hace sentir mucho mejor, especialmente para su espalda. Dentro de la amplia actividad que desarrolla no puede pasar desapercibido el hecho de que un día a la semana asista en Ballesol a los Talleres de encuadernación, donde tiene la posibilidad de llevar a cabo diversas actividades de tipo manual, entre las que se pueden citar la realización de joyeros, agendas, y todo ello destinado a colaborar en el mercadillo solidario de la Fundación Aladina.

Solo una persona tan generosa y altruista como ella, que sabe y conoce tanto de las necesidades humanas, y, al mismo tiempo, que es consciente que no existe un límite de edad para colaborar en favor de los más necesitados, puede llevar una actividad como la que desarrolla. Personas como ella, y gracias a su actividad y entrega dan pleno sentido a los talleres que programa Ballesol, y que en un futuro próximo, con la ayuda de todos, podremos incrementar.

Ella forma parte de la familia que es Ballesol, y que, además, se encuentre como en su casa, es responsabilidad de todos los que hacemos posible que Ballesol sea día a día el hogar de todos nosotros. Por ello es importante que mantengan sus hábitos y costumbres, incluida su partida de cartas, que juegan antes de irse a dormir, y que tanto le divierte. Esas y otras muchas cosas, siempre deben ser preservadas, y todos los que trabajamos aquí, empleamos nuestros mejores esfuerzos para que todos nuestros residentes tengas esos pequeños momentos del día, que tanto bien nos hacen y nos reconfortan.

Ahora es el momento de que ella disfrute de todas aquellas cosas que en su juventud no pudo hacer, ya que su existencia se vio truncada por la guerra y sus consecuencias, pero el esfuerzo y la lucha de toda una vida han quedado como recuerdos imborrables que siempre llevará en su corazón, y que comparte tan generosamente y con tanto cariño con los que le rodean. Muchas gracias en nombre de todos por ser así, y por todo lo mucho que nos das en el día a día.