EL BOSQUE DE LA ESPERANZA

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REGENERACIÓN FORESTAL

En lo que llevamos de año la Guardia Civil ha actuado en 1770 incendios, de estos, 200 se originaron por causas accidentales y 192 por negligencias, 124 fueron intencionados y 159 por causas naturales. Estas cifras se traducen en más de 26.785 hectáreas arrasadas por el fuego, parte de nuestro entorno tardará décadas en regenerarse, y en muchos casos, otras zonas no volverán a aparecer nunca.

El fuego es el principal factor destructor de la naturaleza. La sequía y las altas temperaturas suponen un peligro para el medio ambiente. A estos factores hay que añadir la mano del hombre, que está detrás de gran parte de los incendios que se producen.

La regeneración forestal está compuesta por una serie de fases que van desde la producción del fruto y dispersión de las semillas, la pre y postdispersión de las semillas, la germinación y nasciencia de las mismas y si esto se logra con éxito, la supervivencia y el crecimiento. El desarrollo de todas estas fases está muy influido por los factores medioambientales como la luz, la temperatura o el agua, el clima y el suelo en el que tiene que producirse esta regeneración. El capitán D. Salvador Ortega, ingeniero de montes de la jefatura del SEPRONA advierte que “en algunos casos es imposible la regeneración absoluta, porque se trata de montes que han sido gestionados durante siglos de una determinada manera, y la gestión forestal no puede ser ahora igual. La regeneración de esos montes se va a producir con una relación con el ser humano diferente a la que se tuvo durante siglos, en zonas complicadas podrá darse, pero serán montes diferentes a los que hubo antes del incendio”.

Según las estadísticas de la Guardia Civil aproximadamente el 10% de los incendios son por causas naturales, el resto son incendios en los que ha tenido que ver las manos del hombre, tanto accidentales como negligentes o intencionadas.

«Los mecanismos de supervivencia de la naturaleza se activan si el incendio ha sido provocado por causas naturales»

TIPOS DE CAUSAS DE UN INCENDIO:

  1. Naturales 
  2. Accidentales
  3. Negligentes
  4. Intencionadas

Las causas naturales son las únicas en las que no tiene nada que ver el ser humano, en España las tormentas son el principal factor natural que provoca el inicio de un incendio.

Las causas accidentales o negligentes son cualquier actividad que es susceptible de producir un riesgo, y como no se han tomado las medidas adecuadas acaba produciéndose el fuego.

Las causas intencionadas, este tipo de incendios están provocados por la intención del hombre. El SEPRONA advierte que hay que diferenciar en esta intencionalidad dos tipos de perfiles, por un lado los pirómanos y por otro los incendiarios. Los pirómanos son personas que tienen un trastorno psíquico, y son un porcentaje muy reducido en España. Los incendiarios por su parte, son personas que de forma voluntaria deciden provocar un incendio por diversas motivaciones, como el vandalismo, facilitar la caza, o la obtención de madera barata entre muchas otras.

El pirómano podrá ser destinado a un centro psiquiátrico, pero la sanción para el incendiario es muy variable dependiendo de las hectáreas que se hayan quemado y si existe el agravante de riesgo para otras personas. Si no ha habido riesgo para las personas la pena máxima son 5 años esta pena se puede agravar en función de las circunstancias. Si ha habido riesgo para las personas estaríamos hablando de una pena de hasta 20 años.

¿CÓMO RENACEN LAS ESPECIES?

Gran parte de las especies en la cuenca mediterránea se han acostumbrado en cierta manera a los incendios, llegando incluso a desarrollar asombrosos mecanismos de adaptación al fuego. A través del propio calor que produce el incendio se regeneran y reproducen.

Tras un incendio el monte puede regenerarse solo, pero antes de decidir si se dejará la libre actuación de la naturaleza hay que realizar un estudio para determinar la intervención.

Entre las especies que vuelven a aparecer por sí mismas se encuentran las encinas, los robles, con cortezas de gran resistencia ignífuga, y alcornoques. Este último tiene una corteza que le protege del sobrecalentamiento en un incendio. En el caso de los robles, si el fuego daña el tronco y las ramas otras especies se encargan de diseminar las semillas que se encuentran en el suelo.

Las piñas del pino carrasco se abren cuando llega el calor de las llamas y suelta sus semillas para que pueda producirse la regeneración. Las propiedades germinativas de las piñas son muy importantes, sus propiedades pueden durar más de medio siglo gracias a la resina que tienen impregnada.

Todos estos mecanismos de supervivencia de la naturaleza se activan si el incendio ha sido provocado por causas naturales. Si ha sido la propia naturaleza la causante de las llamas  el medioambiente responde con un mecanismo de autorregulación y regeneración. En el caso de que los incendios se repitan varias veces en la misma zona es casi imposible que se regeneren las especies. “El fuego reiterado acaba con los bancos de semillas y con los suelos fértiles. En estos casos entra en juego la mano del hombre, que deberá revivir el bosque a través de la repoblación y las siembras artificiales”, lamenta Ortega Pascual.

INCENDIO DE GUADALAJARA

En el año 2005 tuvo lugar uno de los incendios más grandes de España, el incendio de Guadalajara. En este fuego se perdieron 13.000 hectáreas, en su mayoría Pinus Pinaster y Quercus pirenaica. El incendio tardó cinco días en ser controlado, y se cobró la vida de 11 personas. A día de hoy los robles, los tejos y otras especies devastadas vuelven a brotar gracias al trabajo de voluntarios y técnicos en el plan de regeneración forestal a largo plazo que se ha llevado a cabo en la zona. Tras la extinción de este terrible incendio se procedió a una retirada de la vegetación y la madera destruida por las llamas, y al estudio de la zona. Este incendio fue provocado por una barbacoa, y el responsable según nos hace saber el SEPRONA fue condenado a dos años de prisión que no ha cumplido, y a una sanción económica muy importante.