El cáncer de próstata es más común en personas mayores y la mayoría de los casos (el 70%) según la Asociación de Cáncer de Próstata, se presentan en mayores de 65 años.
La probabilidad de desarrollar cáncer de próstata aumenta con la edad.
Los hombres mayores son más propensos a tener problemas de salud adicionales, como enfermedades cardiovasculares, neurológicas, renales y hepáticas, lo que puede limitar la efectividad de los tratamientos contra el cáncer.
En general, la edad avanzada y las enfermedades relacionadas pueden hacer que la cirugía sea menos viable y aumentar los riesgos y complicaciones asociadas a los diferentes tratamientos contra el cáncer, como radioterapia, hormonoterapia y quimioterapia.
En este caso, la elección del tratamiento se basa más en las enfermedades concomitantes que en la edad del paciente.
Por lo tanto, los pacientes mayores con un buen estado funcional y sin enfermedades asociadas pueden recibir un tratamiento similar al de los pacientes más jóvenes.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de próstata?
Es importante detectar el cáncer de próstata en sus etapas iniciales ya que los síntomas son más evidentes a medida que avanza. Por lo general, el cáncer de próstata en sus primeras etapas es completamente asintomático. A medida que la enfermedad progresa, se presentan más síntomas y con mayor intensidad.
Los síntomas más comunes incluyen la obstrucción del flujo de orina debido al aumento del tamaño de la próstata, así como la propagación de la enfermedad a otros órganos.
Por lo tanto, es importante estar alerta a cualquier cambio en el cuerpo y realizar exámenes regulares para detectar el cáncer de próstata en sus etapas iniciales.
Tipos de diagnóstico recomendados
Cuando se sospecha de cáncer de próstata, el diagnóstico se realiza mediante las siguientes acciones:
- Tacto rectal: Permite detectar el cáncer de próstata cuando éste ha crecido lo suficiente para deformar la próstata o se encuentra cerca del recto. Sin embargo, no permite evaluar la parte anterior de la próstata, por lo que se necesitan otros medios diagnósticos más fiables.
- PSA (antígeno prostático específico): Este examen no es adecuado para diagnosticar cáncer de próstata, ya que el PSA también aumenta en muchas enfermedades diferentes, como la hipertrofia prostática benigna, la prostatitis, cistitis, vesiculitis seminal, tacto rectal, cáncer mamario, actividad sexual, estrés, entre otras. A pesar de esto, ayuda a evaluar la necesidad de realizar más pruebas si el valor es elevado y también a valorar la respuesta al tratamiento.
- Ecografía prostática convencional: Este examen proporciona una idea aproximada del tamaño y textura interna de la próstata y ayuda a guiar la biopsia de próstata hacia zonas sospechosas.
- Biopsia prostática: Esta prueba se realiza cuando se sospecha de la presencia de cáncer de próstata, especialmente cuando se han identificado áreas sospechosas por ecografía. La biopsia prostática puede determinar con mucha certeza la presencia de cáncer, sin embargo, su eficacia disminuye cuando no se identifican áreas sospechosas y se realiza una muestra en diferentes áreas de la próstata, por ejemplo, cuando se busca la enfermedad ante un valor de PSA repetidamente elevado.
El pronóstico del cáncer de próstata dependerá del estado en que se encuentre la enfermedad, siendo óptimo si se detecta cuando el tumor está confinado a la próstata.
Incluso en pacientes mayores de 75 años con cánceres más avanzados, la expectativa de vida puede ser cercana a los 10 años, lo que es similar a la expectativa de vida en ausencia de enfermedad.
Revelan un nuevo factor de riesgo
Un importante estudio presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad celebrado en Dublín, ha descubierto un nuevo factor de riesgo que «predice» qué jóvenes tendrán «muchas más probabilidades» de morir de cáncer de próstata cuando sean adultos.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores suecos realizaron un seguimiento que incluyó a 258.000 hombres a lo largo de su vida adulta, durante una media de 43 años y revelaron que el aumento de peso incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, y de que éste sea agresivo.
Según las conclusiones de la investigación, los hombres jóvenes que engordan dos kilos antes de cumplir los 30 corren un gran riesgo de morir de cáncer de próstata más adelante. Es más: el aumento de peso a finales de la adolescencia y durante la veintena resultó ser el principal factor desencadenante del cáncer de próstata, a pesar de que la enfermedad no suele desarrollarse hasta pasados los 50 años.
Información obtenida del periódico La Razón.
También te puede interesar: «La enfermería geriátrica: una labor poco reconocida»