Elmundo conmemora el Día de la Disfagia, una fecha que busca crear conciencia sobre este trastorno que afecta la capacidad de tragar alimentos o líquidos, impactando gravemente la calidad de vida, especialmente en personas de la tercera edad.
La disfagia es más común en personas mayores debido al envejecimiento natural y enfermedades asociadas, como accidentes cerebrovasculares, Parkinson, demencia y otras condiciones neurológicas.
Según expertos, hasta un 50% de las personas en residencias geriátricas experimentan algún grado de disfagia.
¿Qué implica vivir con disfagia?
La disfagia no solo dificulta la alimentación; también aumenta el riesgo de desnutrición, deshidratación y complicaciones graves como neumonía por aspiración. Para muchos, disfrutar de una comida se convierte en una tarea estresante y peligrosa. Además, el impacto psicológico puede ser profundo, llevando a sentimientos de aislamiento social y depresión.
Señales de alerta
Es crucial reconocer los signos de disfagia:
- Tos o atragantamiento frecuente al comer
- Sensación de que la comida se queda atascada en la garganta
- Pérdida de peso inexplicada,
- Preferencia por alimentos blandos o líquidos
Estos síntomas no deben ser ignorados y requieren consulta médica inmediata.
Prevención y tratamiento
Aunque no siempre es posible prevenir la disfagia, un diagnóstico temprano es clave. Los especialistas, como fonoaudiólogos y nutricionistas, pueden diseñar estrategias personalizadas que incluyan ejercicios para mejorar la musculatura de la deglución y ajustes en la dieta. Por ejemplo, alimentos modificados en textura y espesantes para líquidos son herramientas comunes que facilitan la alimentación segura.
Además, las familias y cuidadores juegan un papel esencial. Aprender técnicas para ayudar a comer y prestar atención a las necesidades emocionales de anciano puede marcar una gran diferencia en su bienestar.
En este Día Mundial de la Disfagia, es fundamental recordar la importancia de visibilizar esta condición. Instituciones y profesionales de la salud deben continuar promoviendo programas de detección y tratamiento temprano.
Por su parte, la sociedad en general debe comprender que la disfagia no es solo un problema médico, sino también un desafío social que requiere empatía y apoyo. Porque el derecho a comer y disfrutar de una comida con dignidad no debe ser un privilegio, sino una realidad para todos, especialmente para nuestras personas mayores.
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