¿Quién no ha acudido alguna vez a los remedios de la abuela para combatir un ataque de tos o para paliar el insomnio? Dicen que la experiencia es un grado, y más si se trata de las abuelas y los efectos de los productos naturales.
Para los dolores de garganta viene bien tomar una infusión de tomillo, miel y limón. Este remedio casero además levanta el ánimo y los síntomas del resfriado. En realidad no todo el mundo, y menos aún si nos acercamos a los profesionales de la medicina tradicional, se fían de esos consejos. Éstos lo suelen tomar como un remedio que no hace daño, que viene bien, pero tampoco son considerados la panacea. Algunos tendrán el carácter curativo que toda persona persigue, con tal de no tomar un medicamento, y otros serán como beber agua. La ausencia de efectos secundarios frente a los fármacos figura entre los argumentos que justifican el aumento del consumo de estos productos naturales.
«¿Cuánto hay de realidad y de mito en los remedios caseros “de toda la vida”?
Los remedios caseros o recetas de la abuela existen desde tiempos remotos en los que la tecnología era inexistente. Entonces, los únicos remedios que poseía la sociedad eran los que permitía la naturaleza. Estas ayudas son útiles hoy para un gran número de personas que aún creen que la naturaleza es uno de los mejores medios para solucionar muchos problemas cotidianos. Muchos de los remedios que tenemos en la actualidad no estaban al alcance de la población en tiempos pasados. Ante esta carencia, las personas tenían que arreglarse con lo que tenían. La naturaleza era una de las mejores alternativas. Lo que hasta ahora era una presunción fue comprobado por varios estudios científicos recopilados por la organización Consumer Report, que puso a prueba la eficacia de remedios caseros como la sopa de pollo o la miel y reivindicó a la figura de la abuela, que tanto insistió en que los tomáramos. Muchos de estos estudios separan el mito de la realidad y llevan las conocidas recetas de la abuela al laboratorio con unos resultados que en la mayoría de los casos son válidos. Si bien la sopa de pollo no previene o acorta la duración de un resfriado, sí se demostró que puede ayudar a reducir los síntomas, según un estudio de la Universidad de Nebraska. De acuerdo con la investigación, que fue dirigida por el neumólogo Steven Rennard, inhalar el vapor tibio de la sopa «afloja» las secreciones nasales, lo cual ayuda a drenar las fosas nasales. La miel, una de las estrellas de los remedios caseros a los que muchos padres recurren para aliviar un ataque de tos en sus hijos, también demostró su eficacia científicamente, según . La organización cita un estudio realizado en el 2007 y publicado en los Archivos de Medicina Pediátrica y del Adolescente, en el que se observó a 105 niños entre 2 y 18 años que padecían de infecciones en las vías respiratorias superiores y que recibieron miel o un antitusivo con sabor a miel sin receta médica. Los tratados con este producto fueron los que mejor respondieron. El estudio encontró que la miel puede aliviar las membranas irritadas en la parte posterior de la garganta, y que además tiene efectos antioxidantes y antivirales.
Sin embargo, también existen conclusiones de expertos que desmienten algunos mitos forjados, que algunos llaman “cuentos de viejas”. La revista especializada British Medical Journal ha tenido la iniciativa de desmentir algunos tópicos de salud. Por ejemplo, en el embarazo se suele decir que si el vientre de la mujer se encuentra caído significa que la mujer tendrá un niño; si está erguido entonces será niña. Este mito resulta ser falso debido a que este factor depende de los músculos de esta zona, los cuales pueden estar flácidos por diferentes factores, como el haber tenido un hijo anteriormente. Otro ejemplo: el estornudar provoca que el corazón se detenga un microsegundo. El exhalar con fuerza puede provocar alteración en la presión de las personas y afectar un poco el ritmo cardiaco, sin embargo no existe riesgo alguno y mucho menos es cierto que el corazón se detenga. Otro caso está relacionado con el temor de las adolescentes entre el acné y la alimentación. El ingerir mucho chocolate es el causante de que salgan granitos. Algunos estudios revelan que no existe un alimento que provoque directamente este problema; sin embargo, el consumir grasa de varios alimentos puede ser el detonante que provoque este mal.
Los remedios caseros o recetas de la abuela existen desde tiempos remotos en los que la tecnología era inexistente
De todas formas, la experiencia de cada persona vale más que los desmentidos. Cada uno tiene un organismo y si un producto natural funciona será bienvenido. Puede ser mano de santo dejar en la mesita de noche una cebolla partida para quitar la tos o la congestión nasal, aunque su efecto negativo radique en el terrible olor que se queda en la habitación al día siguiente. Quizá la abuela se haya olvidado de citar su consecuencia más inmediata. Y es que tal vez no desvele toda la información sobre sus remedios.
Hoy en día, Internet está ganando espacio en nuestras vidas, en detrimento de la comunicación cercana y verbal con los nuestros. Podremos acudir a la red y ver infinidad de remedios, pero es recomendable contrastar con las verdaderas abuelas.