La siesta, un placer de sobremesa

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LA SIESTA, UN PLACER DE SOBREMESA

«Qué maravillosas son las siestas del verano extremeño. Afuera atronan las cigarras con su chatarra destemplada. Dentro alguna piadosa carcoma nos recuerda la fragilidad del tiempo y de la vida. En algún rincón sombrío la araña común teje en su idioma la vida retirada. No se oye a los niños. Los demás dormitan en los sofás, en los dormitorios con las puertas entornadas. Reina un silencio de infancia. (…)» La literatura presume de la siesta como una costumbre muy despierta en cada hogar español.  El escritor Camilo José Cela, se atrevió a más, y sentenció este placer celestial con «La siesta es el yoga ibérico».

Tenemos constancia de que  los romanos ya gozaban de  su “hora sexta” (origen de la palabra siesta), entre las 14 y las 16 horas, momento en el que aprovechaban para descansar tras la comida y conseguir así mayor vitalidad. Lo cierto es que después de comer la sangre desciende desde el sistema nervioso al sistema digestivo y provoca en nuestro cuerpo la sensación de cansancio y somnolencia que nos deja en manos de Morfeo por unos cuantos minutos. España no es una excepción en disfrutar de los beneficios de la siesta.

Estados Unidos, por ejemplo, ha querido incluso reconocer la importancia de este hábito otorgándole un día propio, el Día Nacional de la Siesta, que se celebra en el mes de Marzo. Allí lo llaman el “Power Nap”, la siesta del poder: esa cabezadita de 20 o 30 minutos después de comer que le hace a uno más productivo, diligente y sano. El doctor, James Maas la prescribe como medicina gratuita y sin efectos secundarios como remedio contra la epidemia silenciosa que afecta a la mitad de la población en las sociedades modernas: la falta de sueño.

La llamada «Power Nap»  que promueve el doctor Mass en las empresas, consiste en un descanso de 20 o 30 minutos después de comer, en salas con la luz muy atenuada con cómodos sillones y silencios desconocidos. Muy importante. Hay que tener en cuenta que cuando echamos una siesta, lo mejor es que no pase de 30 minutos, de otro modo, comienza a competir con el sueño nocturno.

Entre sus beneficios se encuentran la mejora de nuestra capacidad creativa, imaginación, e intuición y previene el riesgo de infarto.

En adultos la siesta es algo recomendable, pero en otros rangos de edad se convierte en algo necesario. En niños pequeños es fundamental para su desarrollo neurológico


YA LO DECÍA…

«Las siestas son recomendables para refrescar la mente y ser más creativo»
Albert Einstein, físico
«Soy capaz de dormir como un insecto en un barril de morfina a la luz del día»
Thomas Edison, inventor
«Hay que dormir en algún momento entre el almuerzo y la cena, y hay que hacerlo a pierna suelta: quitándose la ropa y tumbándose en la cama. Es lo que yo siempre hago. Es de ingenuos pensar que porque uno duerme durante el día trabaja menos. Después de la siesta, se rinde mucho más. Es como disfrutar de dos días en uno, o al menos de un día y medio»
Winston Churchill, político
«… La siesta, como los toros y el borboneo, es una cosa nacional y barroca»
Francisco Umbral, escritor