¡CUIDADO CON TIRAR LA CASA POR LA VENTANA!

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La crisis está haciendo estragos a muchas familias y no es para menos. Nos encontramos en una época donde se requiere de un equilibrio presupuestario y un consumo mesurado. Quien no disponga de mucho capital, no debe tirar la casa por la ventana porque eso supone gastar alegremente y son tiempos de apretarse el cinturón.

Tal y como está el patio económico resulta muy arriesgado plantearnos vivir por encima de nuestras posibilidades. Ya en plena crisis, no se pueden hacer tonterías, por mucho que haya gente un poco inconsciente que sigue creyéndose que dispone de lo que realmente no dispone, o peor aún que sigue ilusionándose con proyectos que requieren de mucho capital económico. No sabemos si con la crisis se reduce el número de bodas, porque los fines de semana las iglesias están repletas de novios que se dan el sí quiero. El problema radica en tener que hipotecarse con una ilusión de gran envergadura, como en una boda o con el capricho de la pequeña de la familia que desea por todo lo alto desfilar con el traje más bonito y espectacular del mercado. ¡Con lo que cuestan la seda natural y los hilos de oro! Pero los padres tiran la casa por la ventana, si hace falta. Casos como éstos suceden hoy en día, aunque quizá este año nos apretemos el cinturón porque el tema no está para tirar la casa por la ventana. ¿Se imaginan lanzar la nevera, el sofá, ropa, la mesita de noche, las toallas o la televisión a la calle? ¡No del todo! Éste es el significado de la expresión tirar la casa por la ventana, es decir, derrochar y hacer más gastos que los que corresponde en una determinada situación. Por ello, es buen consejo mesurar los gastos extraordinarios en los tiempos que corren y buscar alternativas para evitar el consumo innecesario como, por ejemplo, reciclar o reutilizar al máximo.

«Ya en plena crisis, no se pueden hacer tonterías»

Tirar la casa por la ventana tiene su origen en una costumbre española surgida a finales del siglo XVIII y extendida a comienzos del XIX. Esta costumbre consistía en que los agraciados con la lotería instaurada en 1763 por orden del rey Carlos III- tiraban por la ventana todos los muebles y enseres viejos, como muestra de la alegría con la que se afrontaba la nueva vida llena de lujo y riqueza. Sin duda, esta imagen responde a una actitud parecida a cuando por nuestras venas circulan las ansias por despilfarrar dinero sin control, o cuando queremos organizar algo por todo lo alto y decidimos gastar con alegría. A final de mes, ese exceso pesa más de lo debido.

Es curioso porque en la actualidad existe una reminiscencia de esta costumbre en el sur de Italia. En concreto, en la zona de Nápoles y durante la celebración de la Nochevieja es típico arrojar todo tipo de pertenencias viejas como anuncio de bienestar y prosperidad para el nuevo año.

En definitiva, ambas situaciones tienen en común la idea de despojarse de lo viejo a fin de revestirse de lo nuevo. Detrás de esto se esconde el deseo que todos tenemos al final de año de deshacernos de las cosas antiguas para renovarnos. Sin embargo, la sociedad de consumo nos obliga más a renovarnos por fuera, olvidándonos de nuestro interior.

Una muestra de tirar la casa por la ventana viene protagonizada por los grandes clubes de fútbol, que tiran la casa por la ventana cuando fichan a una superestrella mediática por una cantidad inalcanzable para la mayoría de los mortales. Para muchas personas supone tirar el dinero, y más cuando esas estrellas permanecen lesionadas más tiempo que chutando el balón.

En plena época de crisis, lo más recomendable es controlar los gastos extraordinarios. Atrás queda la ilusión que nos brinda la Lotería Nacional a través de los sorteos navideños. De todas formas ya va quedando menos para la próxima Navidad y con esa época -muy propicia a tirar la casa por la ventanaojalá podamos permitirnos de verdad arrojar nuestros enseres añejos porque nos haya tocado un buen pellizco. Si no, siempre queda la ilusión de la Quiniela u otros sorteos semanales. Y si no toca, ¿por qué no nos esforzamos en derrochar felicidad? Claro está, existe la corriente de sustanon 250 opinión que afirma que el dinero acompaña un poco… Sin pasarse, que estamos en crisis.