Con el ruego difundas esta carta para que llegue hasta el ultimo rincón de esa Residencia te la remito con gran cariño.
Me gustaría darle la mano a cada uno de los empleados de Ballesol Valterna y decirle gracias con la mejor sonrisa. Ellos, vosotros, habéis tenido la inmensa suerte de tener durante diez años y cuatro días, de manera ininterrumpida, más al menos dos años más en estancias alternas, a una de las residentes más vitales que hayáis conocido.
Mayte, Dª. Mayte, como vosotros respetuosamente la llamabáis, siempre dejaba huella. La verdad es que su estatura nada tenía que ver con su gran belleza, simpatía, elegancia y cariño que repartía a manos llenas.
Algunos de vosotros, Ana Soler, Mati, Raúl, Marta.… la conocisteis desde que un dieciseis de Enero de 2004 la llevé para ingresarla de forma definitiva. Yo era consciente que ya no saldría de Ballesol por su propio pie. Y así ha sido 10 años y cuatro meses después. Pero vosotros le habéis dado el cariño, la amistad, el respeto y los cuidados y atenciones más allá que los que por vuestra simple obligación le habriaís entregado. Por eso y por más yo os debo no solo mi agradecimiento, sino mi respeto profundo y mi promesa de que lo contaré donde vaya, el enorme equipo humano que formáis todos y la enorme labor que realizáis por tantos enfermos que, como Mayte, os son entregados porque, como en mi caso, yo su cuidador y responsable me siento absolutamente incapaz de llegaros ni a la suela de los zapatos y la certeza de que haréis por ella mucho más de lo que yo pudiera hacer.
Ayer llegué a Mallorca con sus cenizas. Han tenido que pasar muchos años para que ella y yo volviéramos a salir a la calle juntos, tomáramos juntos un avión y juntos volviéramos a ver el sol de Mallorca. Hoy salió nublado y no he querido salir con sus cenizas para depositarlas en el mar en el lugar, que ya tenía buscado, más bonito de Mallorca, será mañana en Cala Figuera, al Este de la Isla, donde depositaré en el Mediterráneo esas cenizas que son su esencia y que empujadas por el mar llegarán a todos los rincones del Planeta. Para mi seguirá siempre aquí, cerca de mi, en el lugar en que pasamos varios felices veranos y pasaremos ahora los inviernos de mi vida que me queden. Luego yo también me mezclaré con el mar y saldré a su encuentro.
Gracias amigos, con el corazón todavía roto, gracias a todos.
JOSÉ M. TOMÁS SOLER
esposo feliz y orgulloso de Mayte, Dª. Mayte
