viernes, abril 26, 2024

JOSÉ ANTONIO BUSTO VILLA

En 1996 nace la Federación Española de Bancos de Alimentos, FESBAL, una organización sin ánimo de lucro que integra los 55 Bancos de Alimentos que existen en España. FESBAL está a su vez integrada en la Federación Europea de Bancos de Alimentos, constituida por 21 países. Químico de profesión, José Antonio Busto Villa llega a la presidencia de este organismo en 2006. Nos recibe en su despacho para hablarnos de su labor, de los más de 2.000 voluntarios que hacen funcionar los Bancos de Alimentos y del apoyo que en muchas ocasiones ha prestado Grupo Ballesol.

¿Cuál cree que es la situación real de hambre en España?

El hambre que hay en España es el mismo que puede haber en Europa. No se trata, claro está, de una situación comparable al África subsahariana. Una alimentación inadecuada es un tema muy serio a considerar, si la gente no se alimenta de manera equilibrada los niños tienen dificultades con las defensas orgánicas y cuesta más trabajo combatir las enfermedades. El desarrollo intelectual está muy vinculado a la alimentación, entonces ahí se entra en un círculo vicioso que consiste en que padres pobres tienen hijos pobres que además no pueden desarrollar sus capacidades, y están condenados a seguir siendo pobres. Es muy importante que la alimentación sea la adecuada.

Hay momentos de clara necesidad en España, eso es evidente, pero lo que se trata es de hacer que el español medio tenga derecho a una alimentación suficiente y razonable.

La imagen de personas buscando alimentos en los contenedores de las superficies comerciales se están convirtiendo en algo habitual, ¿qué cantidad de comida se está tirando a la basura?

Desde que comenzó nuestra andadura la situación se ha complicado. Existe una estadística europea que advierte que la mitad de los alimentos que produce Europa se tiran, es decir, 89 millones de toneladas. Esta cifra en España alcanza 9 millones de toneladas, o lo que es lo mismo, 180 kilos por persona y año. Casi la mitad de esta cifra se tira en los hogares, otra parte importante en la producción, el 14% en los restaurantes y un 5% en la distribución. Estas cifras son una razón poderosa para saber que es necesario un cambio de mentalidad y una nueva forma de entender la solidaridad.

«Tratamos de hacer que el español medio tenga derecho a una alimentación suficiente y razonable»

La actividad de los Bancos de Alimentos en España comienza en el 86, ¿el perfil del beneficiario y del solicitante ha cambiado mucho en los últimos años?

Hay que hacer una salvedad sobre esto, no entregamos comida directamente a las personas, se entregan a organizaciones, por tanto la información que tenemos sobre el perfil de la gente es a través de las entidades con las que colaboramos. Por lo que ellos nos dicen, en este momento gente con titulaciones superiores y que ha estado trabajando durante muchos años se encuentra sin prestaciones ni recursos. Hay veces que entre la hipoteca de la casa y la comida se plantea un conflicto tremendo, y se están dando muchos casos así. La situación es triste y delicada, esto nos obliga a trabajar mucho más y hacer una llamada a la sociedad para que trabaje también en esto, de manera intensa y sin dejarse llevar por la emoción del momento. Nuestros voluntarios trabajan para ello, están todos hasta las 15:00 horas, aunque haga frio o calor. Es importante recordar que es personal jubilado que podría estar perfectamente en sus casas.

¿Considera que existe una falta de conciencia social?

Se está trabajando bajo la impresión de los sentimientos, si encontramos ahora una señora con un niño en brazos llorando nos dará mucha pena y le ayudaremos. Esto se repetirá mañana y el siguiente día, pero dentro de una semana esa mujer se habrá convertido en parte del paisaje. Es necesario que nos bajemos del puro sentimiento a lo racional, saber que tenemos una obligación que cumplir aunque no me apetezca.

Aristóteles lo llamaba la Virtud Moral, la capacidad que tengo de poder hacer aquello que la razón me ha dicho que lo tengo que hacer aunque no me apetezca. Es difícil de cambiar la mentalidad de puro sentimiento a una mentalidad racional capaz de hacernos funcionar de una manera regular. La sociedad está ignorando un tema muy importante, y es que somos más pobres que antes, y esto cuanto antes lo entendamos mucho mejor. Desde 2007 la situación económica del mundo está pasando por una situación difícil y eso conviene que lo sepamos.

Su principal motor son los voluntarios jubilados y prejubilados que llevan tareas de dirección, contabilidad, almacén, transporte, aprovisionamiento e incluso apoyo jurídico y relaciones públicas. ¿Cómo se reparten las tareas? ¿Reciben algún tipo de formación?

Los Bancos se han creado con el esquema de una empresa, la única diferencia es que no se cobra. Hay un departamento de proveedores que se encarga de buscar alimentos donde se los den gratuitamente, hay un gran almacén que es como el esqueleto donde se reciben y guardan los alimentos, y hay un departamento de distribución que entrega los alimentos a las entidades que vienen a buscarlos. Los voluntarios son jubilados profesionales, de tal manera que todos ellos tienen experiencia en empresas. No necesitan mucha formación, son capaces de llevar adelante operaciones complejas de logística o negociaciones con una empresa. Generalmente cuando alguien llega se le pregunta qué quiere hacer puesto que va a trabajar gratis. La gente cubre en muchas ocasiones cosas totalmente nuevas para ellos, y esto forma parte de la autorrealización de los voluntarios. Hay gente que ha estado llevando máquinas toda su vida y aquí descubre que es un excelente negociador, se encuentran a gusto porque descubren virtudes que no sabían que tenían. No resolvemos las necesidades materiales ni las necesidades de conocimiento de los voluntarios, pero sí las necesidades de autoestima.

Uno de los aspectos más importantes de su labor es el reparto de los productos, ¿Cómo se distribuye la mercancía?

Dependen de cada Banco, pero lo primero que tenemos que saber es que la entidad benéfica que viene está reconocida oficialmente por el Estado, por la Comunidad Autónoma, por el Ayuntamiento o por la Iglesia. Si hay alimentos suficientes, rellena unos documentos, y entra en el circuito. Los alimentos que se reparten van en función de los beneficiarios que tengan.

Se entrega una media de 80 kilos de alimentos por persona y año. La periodicidad depende de los bancos, que informan a las instituciones para saber cada cuanto tiempo pueden recoger alimentos.

¿Reciben subvenciones por parte del Estado o de algún organismo público?

El Banco que más puede recibir es el 20% de sus gastos. Para los 55 Bancos de Alimentos que hay en España recibimos 90.000 euros. La financiación verdadera está en la gente.

En el 2011 se han repartido 104 millones de kilos, nosotros siempre hacemos una estimación de cuánto cuesta el kilo de comida que hemos repartido. En ese año colocamos 280 millones de euros, y ¿cuánto nos habíamos gastado? 2,8 millones, lo cual quiere decir que cada euro recibido lo hemos convertido en 100.

Grupo Ballesol es también consciente de las necesidades por las que están pasando tantas personas en España, por ello colabora en múltiples actividades con los Bancos de Alimentos. En el marco de la Semana Solidaria que organizó el Colegio de Médicos de Málaga, Grupo Ballesol patrocinó el evento colaborando directamente con Bancosol, el Banco de Alimentos de Costa del Sol. Esta iniciativa exitosa contó con una gran aceptación, ¿qué beneficios aporta el respaldo de empresas a su organismo?. ¿Qué supuso para Bancosol nuestra ayuda?

El trabajo realizado por Ballesol es muy importante. Que entidades que abarcan profesionales de distintas actividades nos ayuden, mentaliza y hace ver a la sociedad la importancia de ser solidario y la necesidad de trabajar.

No se trata sólo de ayuda a la hora de repartir alimentos, esa ayuda que nos han brindado se ve reflejada en beneficiar nuestra relación con otras empresas y que, en definitiva, se conozca nuestra labor y quieran colaborar con nosotros. Es por tanto muy importante el trabajo con instituciones con el Grupo Ballesol, ya que suponen más alimentos y más ayuda.

Los propios residentes de Ballesol toman a menudo la iniciativa para llevar a cabo actividades solidarias con todo tipo de instituciones, ¿considera que la gente mayor es más solidaria?

No estoy nada convencido de eso, creo que los jóvenes también saben ayudar. La importancia está en que sepamos educar en que hay que compartir. Si los padres han sido capaces de explicar esto y tocar la fibra adecuada todo funcionará perfectamente. Si tenemos gente alrededor a la que podemos ayudar y no lo hacemos, estamos siendo responsables de que lo esté pasando mal.

En el norte de España Ballesol colaboró con el banco de alimentos de Asturias en la Operación Kilo. Los residentes y sus familias entregaron una gran cantidad de paquetes de pasta, arroz y legumbres. Este tipo de campañas se repiten con frecuencia, ¿son las más exitosas? 

Es el tipo de actividad más popular, desde el punto de vista del volumen de recogida no es el mayor, pero al ser una actividad con cierto renombre sirve para lograr un poder de concienciación mayor.

EL ESPÍRITU DE FESBAL

“Soy químico de profesión. Cuando me jubilé en 2001, el Presidente del Banco de Alimentos de Madrid, me llamó por si me interesaba trabajar con ellos. Allí estuve desde 2001 hasta el 2006 cuando llegué a la Federación. El organismo que presido se encarga de coordinar todo aquello que es de ámbito nacional”, asegura.

Cada Banco de Alimentos trabaja en su provincia, pero cada vez es más frecuente que haya empresas de ámbito nacional que quieran participar con los Bancos.

“La razón por la que somos todos jubilados y prejubilados es porque no habría nadie más capaz de cumplir con este horario de forma gratuita. Existen excepciones, algunos Bancos están integrando gente de instituciones penitenciarias que tienen penas muy leves”. Si me pregunta cómo funcionamos –adelanta Busto Villa-  es muy sencillo.Se coge el teléfono a primera hora de la mañana se contacta con las empresas y se pregunta si hay algún producto que tengan  de excedente. En otros casos se trata de convenios fijos en el que todos los meses una furgoneta recoge alimentos. Esta relación también conviene a las empresas puesto que hay una desgravación fiscal que no se puede ignorar.

Cuando le preguntan sobre la imagen de la calle, de la gente rebuscando  en un contenedor entre la necesidad y el hambre, lo tiene muy claro. “Si se quiere ser un poco riguroso en este tema hay que recordar que sólo el 5 % de los alimentos se tiran en la distribución. Por tanto esta imagen triste que tenemos de la gente rebuscando en la basura, es la cifra menor de todos los problemas que hay por resolver. Lo primero que habría que hacer es solucionar el despilfarro en los hogares”.

Pautas para evitar el derroche 

  • Comprar menos  
  • Consumir menos
  • Cuidar más lo que se compra
  • Educar a los más pequeños en un consumo responsable
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Redacción Revista Ballesol
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Equipo de redacción de la Revista Ballesol
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