Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la pérdida de memoria asociada al Alzheimer y otras demencias afectan a cerca de 50 millones de personas en todo el mundo. Se trata del 5 % de la población mundial adulta.
Todo indica que las cifras irán en aumento debido a una mayor esperanza de vida. La prevalencia de los distintos tipos de demencia sube con la edad y estalla entre los que llegan a los 80 u 85 años. De hecho, en este grupo etario la mitad tienen problemas mentales.
Por ello, con la vista puesta en el Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora el 21 de septiembre, durante todo este mes la comunidad médica internacional realiza actividades para generar conciencia sobre esta enfermedad que cada año aumenta.
Pero ¿cómo prevenir la pérdida de memoria?
¿No encuentras las llaves de tu casa? ¿Te olvidas de la lista de compra? ¿No recuerdas el nombre de algunas personas? No te preocupes, nos pasa a todos.
Todos olvidamos algunas cosas de vez en cuando. De todos modos, la pérdida de la memoria no es algo para tomar a la ligera.
Si bien no hay garantías respecto de la prevención de la pérdida de la memoria o de la demencia, hay ciertas actividades que podrían ayudarte.
5 consejos sencillos para prevenir la pérdida de memoria
Considera estas cinco maneras simples de agudizar tu memoria, y aprende cuándo debes buscar ayuda ante un problema de pérdida de memoria.
Incluye en tu rutina diaria la actividad física
La actividad física aumenta el flujo sanguíneo, llegando correctamente al cerebro. Esto podría ayudarte a mantener la memoria activa.
Para la mayoría de los adultos saludables, el Department of Health and Human Services (Departamento de Salud y Servicios Humanos) recomienda un mínimo semanal de 150 minutos de actividad aeróbica moderada, como caminar a paso ligero, o de 75 minutos de actividad aeróbica intensa, como trotar, preferentemente distribuidos en el transcurso de la semana.
Si no tienes tiempo para una rutina de entrenamiento completa, incluye algunas caminatas de 10 minutos durante el día.
Mantén tu mente activa
De la misma manera que la actividad física ayuda a mantener el cuerpo en forma, las actividades que estimulan la mente ayudan a mantener el cerebro en forma, y podrían evitar la pérdida de la memoria.
Puedes hacer crucigramas, leer, jugar a juegos con familia o amigos o tu solo simplemente desde tu móvil.
Haz amigos, socializa, diviértete
La depresión, la tristeza o el estrés contribuyen al desgasto de nuestras funciones cerebrales, lo que puede provocar pérdida de memoria a largo plazo.
Busca oportunidades para juntarte con seres queridos, amigos u otras personas, especialmente si vives solo o realiza aquellos hobbies o actividades de ocio y tiempo libre que más te gusten.
Duerme lo mejor posible
El tiempo de sueño es muy importante para el descanso de tu cerebro y además ayuda a consolidar los recuerdos, de modo que puedas recordar más adelante.
Un adulto promedio necesita una media de entre 7 y 9 horas de sueño al día.
Sigue una alimentación saludable
Comer frutas, verduras, fuentes de proteína bajas en grasa, como pescado, frijoles y carne de pollo sin piel, y no abusar del alcohol o consumir drogas, puede contribuir, no sólo al bienestar de tu cerebro, también al de tu corazón.
¿Qué debo hacer si creo que sufro demencia?
A muchas personas les preocupa empezar a tener mala memoria. Piensan que la mala memoria es la primera señal de la enfermedad de Alzheimer.
Los científicos han aprendido mucho sobre la memoria y sobre por qué algunos tipos de problemas de la memoria son serios, pero otros no lo son.
La mala memoria puede ser una parte normal del envejecimiento. A medida que las personas van envejeciendo, ocurren cambios en todas las partes del cuerpo, inclusive en el cerebro.
Como resultado, algunas personas pueden notar que les toma más tiempo aprender cosas nuevas, que no recuerdan información tan bien como lo hacían antes o que pierden cosas como sus gafas de ver.
Usualmente estas son señales de problemas leves de mala memoria, no de problemas serios de la memoria.
Este video animado del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento explica la diferencia entre el olvido leve y los problemas graves de memoria.